No sólo de discos vive la industria

Cinco músicos argentinos que pasaron por la pantalla grande

Por UNO

Luis Alberto Spinetta. En 1987, el Flaco y el director Fernando Spiner se pasaron una jornada entera filmando en Villa Gesell Balada para un Kaiser Carabela, un cortometraje surrealista en el que Spinetta personifica al único residente de una ciudad abandonada a la que llegan una mujer y su hijo, sin ánimos de quedarse. En su época, el corto se proyectó una sola vez en Argentina, pero formó parte de la programación de Canal Plus en Francia.Vicentico. Mientras los Fabulosos Cadillacs comenzaban a delinear el norte artístico del llamado rock alterlatino en 1995, su vocalista comenzó su carrera como actor de la mano de Mariano Galperín en 1000 boomerangs. Un par de años más tarde, Vicentico compartió cartel con Rosario Bléfari en Silvia Prieto de Martín Rejtman y, en 2003, volvió a trabajar bajo las órdenes del mismo director en Los guantes mágicos.

Kapanga. En un momento, la banda de Quilmes planeó y guionó el film inconclusoLocos por el cuarteto, en donde secuestraban a La Mona Jiménez. Esa idea quedó trunca pero varios años más tarde y de la mano de sus aliados eternos de Farsa Producciones, el Mono Fabio y los suyos crearon Todoterreno, un delirio en el que personifican a seis albañiles que deciden presentarse en un concurso de bandas beat, hasta que las cosas empiezan a salir cada vez peor. Dentro de su vorágine de sinsentido se destaca el cameo de Ricardo Iorio en el papel del Dios del Asado. No, no es chiste.

Gustavo Cerati. Una vez que terminó la gira de Bocanada, el ex Soda Stereo debutó como actor en +Bien, película dirigida por Eduardo Capilla, responsable de varios de los videos del trío. Compartiendo cartel con la ex VJ de MTV Ruth Infarinato, Cerati se suma a una historia en la que tres médicos deciden salir a matar el aburrimiento a como dé lugar. La película fue acusada de ser excesivamente moderna y fue lapidada por la crítica al momento de su estreno. Su banda de sonido, compuesta por once piezas instrumentales de Cerati en plan electrónica minimalista, tuvo mejor suerte.

Fito Páez. El rosarino tiene una relación de larga data con el séptimo arte. Tras participar en dos películas de Pino Solanas (Sur, de 1988, y El viaje, de 1992), tuvo un cameo junto a Marcello Mastroianni en De eso no se habla. Una década más tarde, decidió pasarse al otro lado de la cámara para probarse como director en Vidas privadas, que no contó con el apoyo de la crítica ni el público. En 2008, Páez volvió al ruedo con ¿De quién es el portaligas?, una comedia de enredos de tintes almodovarianos que tuvo mejor repercusión.

Fuente: Rolling Stones