Al cumplir los 90 se despidió públicamente en el Teatro Nacional Cervantes, de Buenos Aires, y desde entonces es poco lo que se sabe de ella, tras dejar inolvidables personajes en los medios audiovisuales y en la escena, donde desplegó sorprendentes trabajos.
Fueron muy pocas las visitas que tuvo ayer luego de haber cumplido una larga siesta, sobre todo de personalidades de la cultura y el arte de Montevideo, pero recibió innumerables llamados telefónicos desde ambas orillas del Plata, entre ellos de la venezolana Catherine Fulop y los argentinos Oscar Barney Finn, Lino Patalano y Graciela Borges.
Entre las numerosísimas condecoraciones recibidas por la actriz oriental figuran la Orden de Mayo del gobierno argentino, el grado de Chevalier de la Legión de Honor francesa, la Orden al Mérito Gabriela Mistral de Chile y ciudadana ilustre de las ciudades de Montevideo, Buenos Aires y Mar del Plata.
Fue la primera ciudadana viva en contar, en 2011, con un sello honorífico de Correos del Uruguay con su retrato, en reconocimiento a esa artista que deslumbró a los públicos de casi todo el mundo durante casi 80 años.