Imagina un rincón olvidado en el vasto paisaje argentino, un pueblo tan diminuto que su población apenas supera las 700 almas, donde cada rostro es familiar y las historias se entretejen como hilos en un tapiz comunitario. Sin embargo, detrás de esta aparente simplicidad se esconde un tesoro que contrasta con su modestia: una vasta reserva preservada que invita a la exploración y al asombro, un oasis de biodiversidad en medio de la aridez pampeana.
Esta reserva natural, con sus miles de hectáreas de terreno virgen, representa un santuario donde la flora y la fauna conviven en armonía, ofreciendo un escape perfecto para los amantes del ecoturismo. Senderos serpenteantes guían a los visitantes a través de arbustos resistentes y cerros imponentes, mientras que el aire puro y el silencio solo interrumpido por el canto de aves nativas renuevan el espíritu.
El pueblo entre La Pampa y Mendoza
Este enigma se revela en La Humada, un pueblo ubicado en el departamento Chical Co de la provincia de La Pampa. Con una población de aproximadamente 758 habitantes según el censo de 2022, ejemplifica la esencia de las localidades rurales pampeanas, donde la vida transcurre al ritmo de las estaciones y las tradiciones se mantienen vivas. Hoy, sus residentes, en su mayoría dedicados a la ganadería y la agricultura de subsistencia, encuentran en el turismo una nueva fuente de orgullo y sostenibilidad.
La Reserva Natural La Humada, creada en 1974 y abarcando 5.000 hectáreas, es el corazón pulsante de este lugar. Predominan especies arbustivas como jarillas, tamariscos y chañares, muchas con propiedades curativas y tintóreas, que forman un ecosistema de transición entre las ecoregiones de la Pampa y el Espinal. La fauna incluye mamíferos como ciervos colorados y jabalíes, junto a una variedad de aves que hacen del área un paraíso para observadores. Actividades como el senderismo permiten explorar estos tesoros, fomentando una conexión profunda de los turistas con la naturaleza.
Entre los atractivos más destacados del pueblo se encuentra el Cerro Negro, con 1188 metros sobre el nivel del mar, el punto más alto de la provincia, ideal para trekking y vistas panorámicas. También, los manantiales de Agua de Torres ofrecen refrescantes paradas. La Humada no solo preserva su patrimonio natural, sino que lo integra a la vida cotidiana, con eventos como la Fiesta Regional Kûruv Antû que celebran la cultura local y atraen turistas.
En un mundo acelerado, La Humada invita a desacelerar, a redescubrir el valor de las relaciones humanas y la grandeza de lo natural. Su reserva no es solo un espacio protegido, sino un recordatorio de que incluso en pueblos pequeños pueden hallarse maravillas inmensas.






