Si bien cada persona tiene su propia manera de enfrentar las crisis económicas, existe un denominador común que es la necesidad de redistribuir cómo se gasta el dinero. En ese contexto, se activa el factor conciencia para tomar recaudos al manipular la billetera y para poder manejar correctamente las deudas, tanto las que ya se tienen como las que se está pensando en tomar (a veces, para pagar otras deudas).
Los errores más comunes que sólo consiguen agravar las deudas
Gastar dinero que aún no ingresó y/o gastar más de lo que uno gana
Muchas veces es inevitable, como en temas de salud, pero generalmente se gasta de más por apuro. Adquirir un auto cuando no es realmente necesario, o hacer un viaje demasiado costoso sólo por conocer un lugar puntual son dos ejemplos de este tipo de gastos por ansiedad y no por necesidad. Sin ahorros disponibles, obligan a pedir dinero prestado y generan una deuda.
Usar mal la tarjeta de crédito
Los gastos a corto plazo y por placer suelen ser muy tentadores, pero generalmente atenta contra el largo plazo. El ser humano es cortoplacista por naturaleza, uno tiende a gastar de más especialmente en cuestiones relacionadas con la diversión o la comodidad, minimizando el efecto de la deuda que ese gasto genera si no se tiene dinero para afrontarlo y se emplea la tarjeta.
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Se tiene la tendencia a subestimar la tasa de interés en las deudas, especialmente en la capitalización de los intereses.
No ahorrar ni invertir
Es importante empezar a familiarizarse con el llamado "tipo de cambio real" (cuándo el dólar está caro o barato), y saber que existen momentos en que es bueno ahorrar en dólares, así como hay otros en los que es más rentable hacerlo en pesos, tanto comprando cosas como invirtiendo en plazos fijos o en bonos.
No tener objetivos financieros claros
No saber qué hacer con el dinero o no tener aspiraciones también puede hacer perder la batalla de mantener las finanzas saludables. Por eso es importante establecer objetivos a corto y largo plazo, así sea ahorrar un salario completo o pagar las vacaciones al contado.
Entonces, hay que evitar los malos hábitos para mejorar la economía personal, pero también empezar a cosechar los buenos.
Cómo evitarlo: una adecuada cultura de ahorro, con foco en el largo plazo, implica saber que va a llegar un momento en la vida en el que uno no va a poder mantener el ritmo actual de actividad, como para seguir generando buenos ingresos.