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Zou Yingzi, de 53 años, se dedica a la herencia del bordado Su desde hace décadas. PARA USO DE CHINA DAILY
Recordó que apenas unos días después de que su madre tuvo que ser operada, la mujer de 70 años saltó de su cama y se sentó frente a su bastidor, diciéndoles a los demás que no la molestaran con que tenía que descansar.
“Creíamos que estaba trabajando, pero para ella el bordado era su forma de relajarse. Eso es lo que significa el bordado Su para nosotras. La aguja es nuestro pincel y los hilos de seda la pintura. Podemos expresar nuestras ideas y emociones en la tela y, al hacerlo, encontrar tranquilidad”, señaló Zou.
En su estudio en Suzhou exhibe todo su trabajo. Flores, gatos, mariposas, figuras de deidades budistas y escenas de la naturaleza se vuelven vívidas y reales sobre la tela de seda. Incluso se puede distinguir una hebra del pelaje de un gato. Un solo hilo de seda se puede dividir en 16 o más hebras, que en la mayoría de los casos son demasiado finas para llegar a verse. El estudio les ofrece lupas a los visitantes para que puedan apreciar mejor los detalles del trabajo de Zou.
Suzhou también cuenta con elegantes jardines y la ópera Kunqu. El lugar llegó a ser un centro económico y cultural en la antigua China, donde se instaló mucha nobleza y gente culta, y las mujeres de estas familias nobles en particular tenían gusto por el arte. El estilo de su costura estuvo influenciado por los gustos estéticos de los nobles de la ciudad.
“En cierto punto, el bordado Su se asemeja a las pinturas”, señaló Zheng. “Muchos artistas ofrecían sus obras de tinta y caligrafía para que las bordadoras las recrearan”.
El bordado alcanzó su mejor momento durante la dinastía Song (960-1279), incorporando elementos de las pinturas de los letrados populares de la época. La artesanía se convirtió en una de las favoritas en la corte de la dinastía Qing (1644-1911) y se utilizó en la confección de túnicas y adornos codiciados por la realeza china. Fue durante este período que se acuñó el término su xiu, bordado Su.
A diferencia de Zou, cuyas creaciones se parecen más a obras de arte, los trabajos de Fu Xianghong, de 59 años, suelen estar destinadas al uso diario.
Sentada en su estudio en Suzhou, decorado con grandes bordados de flores, pájaros y animales, dijo que el bordado Su es un tipo de arte que adorna la vida. Entre la variedad de productos que ofrece se encuentran exquisitas bolsas de seda para celulares, bolsitas para abanicos, prendas con diseños de bordado Su, accesorios, biombos e incluso muebles.
Al igual que otras bordadoras, Fu aprendió la técnica de su familia. La aguja fue el juguete favorito durante su infancia. “En ese momento casi todas las mujeres sabían bordar. Era común que las familias criaran gusanos de seda y trabajaran en talleres de bordado familiares”.
Gracias al desarrollo del oficio, el número de técnicas de bordado Su ha aumentado de unas 10 inicialmente a docenas en la actualidad.
Fu indicó que debido a la creatividad y la innovación requeridas, su trabajo no puede ser realizado por máquinas o inteligencia artificial, y su encanto depende del toque humano.
Tiene un equipo de unas 20 mujeres, todas ellas bordadoras experimentadas, y su hija sigue sus pasos. “Para mí, el bordado Su no es un arte confinado a los museos. Prefiero conectarlo con la vida cotidiana y adaptarlo al estilo de vida moderno”, expresó.