Por DENG ZHANGYU
Por DENG ZHANGYU
Justo cuando amanece sobre la pradera, Nyima Ngodrup sale de la tienda de campaña en la que vive su familia en la ciudad de Nagchu, en la Región Autónoma del Tíbet, para tomar un autobús hacia una escuela de formación profesional, a unos 600 kilómetros de distancia. Cuando llega, es casi el crepúsculo.
Aunque es un recorrido difícil que implica varios traslados en autobús, para la joven de 19 años el viaje a la escuela la lleva a un futuro diferente al de su madre, una pastora que ha criado a siete hijos y ha cuidado cientos de ovejas y yaks.
“Mi madre me apoya para que siga estudiando”, señaló Nyima Ngodrup. “Ella espera que yo pueda tener la oportunidad de salir de la meseta y ver el mundo”. Excepto por una vez que visitó a su hermano mayor, que trabaja para una agencia inmobiliaria en Lhasa, la capital del Tíbet, la joven nunca ha abandonado las praderas de Nagchu, una de las regiones pastorales más grandes de China con una altitud promedio de 4.500 metros sobre el nivel del mar.
Nyima Ngodrup está en su segundo año de estudios de enfermería en la Escuela de Formación Profesional de Nagchu. El año que viene espera participar en uno de los proyectos de intercambio de la escuela con otro centro de formación en la provincia vecina de Sichuan.
Internada en la escuela, solo regresará a casa durante las vacaciones y ayudará a su madre a cuidar de más de 200 ovejas y 30 yaks. Su familia nómada es típica de la zona, donde los lugareños han practicado la cría de animales durante generaciones.
Con su deseo de convertirse en enfermera, Nyima Ngodrup será la segunda en su familia en ganarse la vida como algo más que una pastora. Su hermano, el agente inmobiliario, pronto regresará de Lhasa para convertirse en pastor, manteniendo una tradición en la zona según la cual el hijo mayor hereda el rebaño de ovejas y yaks de la familia. Su hermana mayor se ha casado con otra familia local, siguiendo los pasos de su madre para criar hijos y cuidar animales.
Nyima Ngodrup atribuye la oportunidad de cambiar su destino al sistema educativo gratuito financiado por el Gobierno central. Con ese sistema, la escuela de formación profesional a la que asiste proporciona comidas, un dormitorio —incluso ropa para todos los estudiantes— y, por supuesto, la matrícula.
Nyima Tsering, vicepresidente de la Escuela de Formación Profesional de Nagchu, sostuvo que cada estudiante puede recibir una financiación de 4.500 yuanes (u$s 695) al año para cubrir todos sus gastos. El ingreso disponible promedio per cápita de la población rural en el Tíbet es de 14.598 yuanes, según un informe oficial emitido el 22 de mayo.
La escuela cuenta con 4.145 alumnos que estudian materias como ganadería y medicina veterinaria, informática, enfermería, arte y diseño y medicina tibetana. La cantidad de alumnos ha aumentado rápidamente durante los últimos años y se está construyendo un nuevo campus para alojar al creciente número de estudiantes.
“El concepto de educación para los pastores ha cambiado radicalmente. Hace muchos años, no era posible para ellos enviar a los niños a la escuela”, sostuvo Nyima Tsering. Hace cinco años, cuando recién comenzaba a trabajar en la escuela, tuvo que organizar muchas actividades de promoción en diferentes condados de la zona nómada para atraer a estudiantes, comentó, pero esa promoción ya no es necesaria.
Antes la gente no enviaba a sus hijos a la escuela en parte debido a su opinión anticuada sobre la educación y en parte debido a su mala situación económica, señaló Nyima Tsering. “La tasa de deserción ha disminuido considerablemente desde que comenzó un sistema de educación gratuita especial en el Tíbet en 2012”.
En 1985, el gobierno de la región comenzó a brindar educación gratuita para familias nómadas y rurales. El sistema proporciona 15 años de educación gratuita, incluyendo la matrícula, las comidas y el alojamiento, desde el jardín de infantes hasta la escuela secundaria o la escuela de formación profesional. En 2012, la política se extendió a todos los residentes.
Se han invertido más de 20 mil millones de yuanes en la política desde 1985, beneficiando a 8,93 millones de estudiantes, informó el departamento de educación de la región.
Con la adopción más amplia de Internet en la meseta, las generaciones más jóvenes están ansiosas por emprender y forjar su propio camino, a diferencia de la generación de sus padres que prefirió quedarse atrás, señaló Nyima Tsering. La política de educación gratuita ha aumentado su voluntad para estudiar, sostuvo.