“El conocimiento, los métodos y modelos científicos que adquirí pueden aplicarse a nuestros ferrocarriles en África para mejorar la capacidad y el aprovechamiento de nuestras líneas”.
Tres años después, Njane participó en un curso en línea también impartido por la Universidad Jiaotong de Beijing, en el que aprendió más sobre ferrocarriles, desde la estructura del sistema hasta tecnologías de despacho. Lo más importante que aprendió, dijo, fue la importancia que China otorga a integrar la tecnología con la educación.
“Los dos cursos me inspiraron a idear algo que pudiera usarse en Kenia para capacitar a nuestro personal y garantizar su acceso al conocimiento ferroviario”.
De regreso a Kenia, implementó un sistema en línea en el que subió los materiales de capacitación de sus visitas y cursos en China.
Ahora cualquier empleado puede acceder a ellos en cuestión de minutos, incluso sin haber estudiado en China, señaló Njane. “Esto acelera la transferencia tecnológica de los expertos chinos a los trabajadores kenianos”.
El tipo de capacitación que recibió Njane, como parte de la cooperación internacional de China en el desarrollo de recursos humanos, es considerado un componente importante de la ayuda exterior del país.
En los últimos 70 años, China ha organizado cerca de 15.000 programas de formación para más de 180 países y organizaciones, a través de diversas modalidades como capacitaciones de corto y mediano plazo en China, consultas de expertos en el extranjero y servicios de voluntariado juvenil.
Estos programas han abarcado 17 áreas y capacitado en total a más de 500.000 profesionales, indicó Li Ming, portavoz de la Agencia de Cooperación para el Desarrollo Internacional de China.
Los programas de formación en el marco de la ayuda exterior china se centran en cultivar y mejorar las capacidades de desarrollo autónomo de los países receptores, desempeñando un papel clave en los intercambios y la cooperación económica y tecnológica internacional, dijo Li.
Li compartió ejemplos como el de un participante ruandés que fundó una empresa basada en la tecnología Juncao (cultivo de hongos y pasto) tras capacitarse en China, ayudando así a sacar de la pobreza a más de 50.000 agricultores locales. Otro caso es el de un participante iraquí que llevó a su país el método chino de control de arena en “tablero de ajedrez” para combatir la desertificación, y el de un afgano que utilizó la capacitación en respuesta a emergencias para prevenir una explosión en Kabul.
La agencia planea realizar más de 2.000 programas de formación para más de 50.000 participantes este año, y China continuará diseñando proyectos de cooperación para el desarrollo y ofreciendo 100.000 oportunidades de estudio y formación a países del Sur Global durante los próximos cinco años.
Liu Xian, investigador adjunto del Instituto de Cooperación para el Desarrollo Internacional bajo la Academia de Comercio Internacional y Cooperación Económica de China, dependiente del Ministerio de Comercio, señaló que la misión fundamental de la cooperación en desarrollo de recursos humanos es “enseñar a pescar” en lugar de exportar mecánicamente el modelo chino.
“Se trata de compartir sin reservas la experiencia y la tecnología de China, permitiendo a los socios comprender no solo el ‘cómo’ sino también el ‘por qué’ de las prácticas de desarrollo del país mediante la interacción”.
Stephen Ndegwa, director ejecutivo de South-South Dialogues, un centro de estudios en comunicación para el desarrollo con sede en Nairobi, afirmó que, al proporcionar conocimientos aplicables, las naciones receptoras podrán adaptar los métodos chinos a sus propias necesidades, centrándose en la planificación a largo plazo y los modelos de desarrollo.
El impacto de los programas de capacitación de China es evidente en su capacidad para fortalecer las aptitudes de desarrollo y promover la modernización en los países receptores, dijo Ndegwa. A través del desarrollo de habilidades, el aprendizaje de políticas y la cooperación Sur-Sur, estos programas dotan a los participantes de las herramientas necesarias para mejorar las industrias locales, aumentar la productividad y elaborar políticas propias inspiradas en el éxito chino, añadió.
Ndegwa destacó que el enfoque de China en materia de formación como parte de su ayuda exterior es práctico y orientado a resultados.
Los programas hacen hincapié en el respeto a la soberanía y la no injerencia en los asuntos internos, ofreciendo conocimientos flexibles que los países pueden adaptar a sus propias estructuras de gobernanza, comentó.
Los participantes suelen resaltar el énfasis en resultados tangibles, como la mejora de la infraestructura y la reducción de la pobreza, agregó.
En una encuesta sobre la capacitación en el marco de la ayuda exterior de China, realizada por el Instituto de Cooperación para el Desarrollo Internacional a más de 1.400 participantes de 32 países y regiones, el 76% afirmó que la formación mejoró significativamente sus conocimientos o habilidades profesionales.
Más de tres cuartas partes de los encuestados señalaron que la capacitación aumentó notablemente su competitividad laboral, y un porcentaje similar dijo que la experiencia adquirida en China era altamente aplicable en sus países de origen.
Por ZHOU JIN