El hijo de la tristemente célebre, Yiya Murano, vendió las tazas de té con las que la envenenadora de Monserrat, mató a tres amigas con cianuro.
Yiya Murano: revelaron quién compró las tazas de té con las que envenenó a sus amigas
El hijo de la tristemente célebre, Yiya Murano, vendió las tazas de té con las que la envenenadora de Monserrat, mató a tres amigas con cianuro
Salió a la luz la identidad del comprador del juego de tazas de té utilizado por María de las Mercedes Yiya Murano para envenenar a sus amigas en los años 70.
Los elementos, cargados de valor histórico por su vínculo con uno de los casos criminales más resonantes del país, fueron adquiridos por un empresario de Chubut.
Según se confirmó, la operación se concretó entre Martín Murano -hijo de la denominada “envenenadora de Monserrat”- y el empresario José Perrucio, oriundo de Comodoro Rivadavia.
Perrucio ya había estado envuelto en la atención mediática en los años 90, cuando compró en una subasta fiscal un Mercedes Benz que perteneció a Susana Giménez, vehículo involucrado en una polémica por presunta importación irregular.
El juego de té ya había sido ofrecido en una subasta pública en 2023, durante la cual recibió ofertas de hasta 10.000 dólares. En aquel momento, Martín Murano aseguró que el dinero recaudado sería destinado a una institución dedicada al rescate y cuidado de perros y gatos en situación de calle.
La reciente operación reavivó el recuerdo del caso que marcó a la crónica policial argentina. Entre febrero y marzo de 1979, Yiya Murano fue acusada y posteriormente condenada por el asesinato de tres mujeres: su prima Lelia Formisano, su amiga Nilda Gamba y la madre de esta última, Carmen Zulema del Giorgio.
En todos los episodios, las víctimas habían ingerido té o café preparados por Murano, bebidas que contenían cianuro.
El crimen conmocionó a la sociedad y convirtió a Murano en una de las figuras más conocidas de la historia delictiva del país. La venta de las tazas que formaron parte de aquellos asesinatos vuelve a poner en escena un caso que, a más de cuatro décadas, sigue generando interés y debate.
Fuente: filo.news






