Entonces, antes de desesperar, saturar a los chicos con actividades, o elegir propuestas equivocadas, que no entusiasmen demasiado, tal vez lo mejor sea preguntarles y preguntarnos qué nos gustaría hacer juntos en casa, qué disfrutamos y nos hace bien compartir.
"Una agenda abierta y flexible, que no nos implique como adultos a entretenerlos, sino a convivir y pasarla bien juntos. A estar disponibles para compartir y jugar con ellos "Una agenda abierta y flexible, que no nos implique como adultos a entretenerlos, sino a convivir y pasarla bien juntos. A estar disponibles para compartir y jugar con ellos
Tiempo de reflexionar
Las vacaciones de invierno pueden ser un buen momento para relajarnos y pensar en los vertiginosos cambios a los que nos hemos tenido que adaptar tanto los docentes como los niños, padres y madres en esta primera y atípica etapa del año.
La licenciada en Psicología y Psicopedagogía Nancy Caballero, hace foco en la necesidad de procesar lo vivido.
Según explicó, los cambios en los mensajes han sido radicales y sin tiempo para adaptaciones. En pocas semanas pasamos de “pobre el mundo, pero aquí el coronavirus no llegará”, a "desde mañana nadie puede salir de su hogar", de “los niños no dejarán de ir a la escuela pues sería más perjudicial” a pocos días después “las clases virtuales”.
"Es decir que les estuvimos diciendo a los niños durante todo el mes de febrero, como todos los años, que había que comprar útiles, que volverían a ver a sus compañeritos y otras formas de motivar el regreso a clases y pocas semanas después pensamos que teníamos dos semanas de vacaciones, que luego fueron un mes y así llegamos a los cien días de cuarentena". "Es decir que les estuvimos diciendo a los niños durante todo el mes de febrero, como todos los años, que había que comprar útiles, que volverían a ver a sus compañeritos y otras formas de motivar el regreso a clases y pocas semanas después pensamos que teníamos dos semanas de vacaciones, que luego fueron un mes y así llegamos a los cien días de cuarentena".
Nancy Caballero, licenciada en Psicología y Psicopedagogía
Ha costado mucho adaptarse a la virtualidad escolar, sobre todo en los primeros años de la educación primaria. Caballero destaca las dificultades por las que que han pasado los docentes, utilizando sus propios celulares, los papás buscando cómo enviar las tareas a la escuela, los niños que se volvieron más dependientes y hasta que los papás no se sentaban con ellos no hacían las tareas, la tecnología que se volvió imprescindible.
Una vez que pudimos ubicarnos en una rutina, que los horarios volvieron a tener algún sentido, y que el precario orden de la casa giró en torno a las tareas, el dilema es ahora que llegan las vacaciones y debemos volver atrás.
"A las personas nos resulta difíciles las adaptaciones, pero poseemos una flexibilidad neuronal que permite a nuestro cerebro hacer rápidamente nuevos caminos ante las modificaciones. No estamos determinados como un animal que sólo puede adiestrarse y luego que aprende algo repite esa conducta. El ser humano puede y debe desarrollar capacidad de afrontamiento ante los cambios" "A las personas nos resulta difíciles las adaptaciones, pero poseemos una flexibilidad neuronal que permite a nuestro cerebro hacer rápidamente nuevos caminos ante las modificaciones. No estamos determinados como un animal que sólo puede adiestrarse y luego que aprende algo repite esa conducta. El ser humano puede y debe desarrollar capacidad de afrontamiento ante los cambios"
Consejos y propuestas
Antes de empezar las vacaciones y asumiendo que el aislamiento sin la rutina diaria de las tareas escolares se volverá más exigente para los adultos a cargo de niños pequeños, es conveniente tener algunos recursos más o menos previstos.
Para Nancy Caballero hay un aspecto muy importante a tener en cuenta antes del receso de invierno: no comenzar las vacaciones hasta que no se terminen todas las tareas atrasadas. Esto puede resultar una maratón de tareas uno o dos días, pero las tareas pendientes, no permitirán cerrar y realmente disfrutar del “ocio creativo”.
Por su parte, Coronado dio algunos consejos al respecto de actividades sencillas para hacer con los chicos y que despertarán también el gusto de los padres y madres.
Mencionó la lectura de cuentos, que no debe convertirse en una obligación escolar sino una fuente inagotable de placer, la escritura, algunas películas o series que podamos elegir junto a los niños, juegos de mesa y de barajas, artesanías de hogar, labores y recetas de cocina, huerta, arte o música. También pensar las salidas cuando se pueda.
Otras ideas muy simples, pero que pueden volver divertido y especial un día cualquiera, pueden ser:
- Jugar a los juegos de antes, como el "veo veo" o "dígalo con mímica"
- Juegos de dados
- Sólo conversar y escuchar: contar anécdotas y escuchar las de los niños
- Juegos de cartas
- Arreglar, reparar juguetes, ordenar la casa
- Aprender a pasar tiempo juntos, cada uno dedicado a lo suyo
- Simplemente descansar
- Escuchar y hacer música, hacer instrumentos musicales, jugar al karaoke
- Conocer más sobre el mundo
- Construir un refugio
- Recortar figuras y armar una historia
- Escribir cuentos e historias de familia
- Tomar mate
- Dibujar y pintar
- Aprender alguna labor manual: tejer, coser, bordar
- Plantar, cuidar plantas, armar un pequeño huerto
- Jugar con globos
- Hacer meditación, relajación y yoga
- Ejercicios en colchoneta
- Disfraces
- Visitar a los abuelos
- Bailar
- Jugar juegos de ingenio
- Rompecabezas
- Jugar "afuera" de la casa, dónde y cómo se pueda
- Hacer casas con cajas de cartón, sillas y frazadas para los peluches
- Grabar videos
- Pasear
- Cocinar y escribir recetas
- Hacer campeonatos de chistes
- Jugar con las mascotas
- Hacer una pista de autos
- Hacer avioncitos y barquitos de papel
- Revisar cajones llenos de "tesoros", de fotos y objetos
- Teatro de sombras en casa
- Juegos online compartidos
- Hacer un teatro de títeres
- Juntar los juguetes con los que ya no jugamos para donar
- Hacer experimentos sencillos
Aburrirse está bien
Así como nos hemos tenido que adaptar a las nuevas situaciones que el aislamiento nos exigió, también reflexionar nos ayudará a "bajar un cambio" con respecto al entretenimiento.
Ambas profesionales coincidieron en un concepto que a muchos adultos aún nos cuesta comprender: los niños y niñas no tienen que estar entretenidos las 24 horas, porque aburrirse no sólo está bien, sino que es necesario.
De la situación de "aburrirse", según manifestaron las especialistas, surgen las ideas, la resolución de situaciones, la creatividad.
Además, también destacaron que muchas veces se confunde el concepto de aburrirse con simplemente pensar o imaginar, actividades mentales fundamentales para el desarrollo cognitivo.