Un huevo se puede poner negro por dentro, por una reacción química que se produce al hervirlo.
El huevo, integrante indispensable en una buena alimentación saludable, puede sorprender a las personas cuando se lo hirvió para hacerlo duro, al cambiar la tonalidad de la yema, de amarilla a gris-negra.
Este fenómeno, poco usual pero muy llamativo cuando sucede, tiende a desconcertar a las personas, que no saben si el huevo sigue siendo comestible al cambiar de color en su interior y si hay que desecharlo.
Incluso no deja de desconcertar a los cocineros más experimentados, que abren los ojos, al igual cuando un huevo trae dos o tres yemas, cuando se produce este enigma gastronómico.
Que un huevo duro salga con la yema oscura tiene una explicación, seguramente que nadie conoce.
Si alguien intentó hacer un huevo duro y al romperlo le apareció una yema oscura, quiere decir que se produjo una reacción química entre el hierro y el azufre, elementos que forman parte de las ricas propiedades de este integrante de la alimentación saludable, esencial para cualquier dieta.
Resulta que cuando el huevo comienza a cocinarse en el agua, las proteínas y azufre presentes en la clara, empieza a interactuar con el hierro de la yema, formando sulfuro ferroso.
Y es este compuesto químico que produce que la yema tome una tonalidad gris-negro.
Todos estos factores inciden, además, en la yema negra:
Un huevo que se hierve por mucho tiempo, tiene más probabilidades de quedar con la yema oscura.
Los huevos más viejos tienden a tener un Ph más elevado, por lo que la reacción química es mucho más probable que se produzca.
La yema negra del huevo es totalmente comestible. Más allá de que tenga una apariencia poco apetitosa, su sabor y calidad nutricional se mantendrán intactas.
Los que más saben, tienen en claro que para evitar las posibilidades de que les toque una yema negra, tienen que reducir el tiempo de cocción del huevo.
