Siempre según la versión del abogado, los guardias comenzaron a sacarle todos los productos y lo llevaron a un lugar reservado. En ese lugar comenzó a pasarse nuevamente cada elemento comprado para comprobar si el lector no había fallado y no hubiera "quemado" el código de alguno de los productos. De esta manera detectaron un desodorante de $20,40 que no había sido abonado.
Magarello asegura que a su cliente le dijeron delante de todo el supermercado que no podía llevarse el producto y que lo tenía que pagar. Para colmo la cajera aseguró que a los guardias que el cliente sí había pagado el producto, pero el guardia le retrucó que debía dejarlo o pagarlo de nuevo.
De acuerdo con el relato del abogado, Alejandro volvió a pagar el desodorante y se marchó avergonzado por haber quedado como un ladrón. Sin embargo, cuando llegó a su casa, notó que en el ticket original figuraba como pagado el desodorante, por lo que comprobó que el código de barra no había sido quemado por el láser. En el supermercado, por lo vergonzante de la situación, el cliente no notó lo que figuraba en el ticket.
Por eso volvió poco después, ya dispuesto a hacer una denuncia. En ese momento, según la versión del abogado, la empresa le ofreció $50.000. Sin embargo, Alejandro solamente quería que los empleados fueran capacitados para una mejor atención.
Días después, Alejandro se enteró de que despidieron a dos de los tres empleados relacionados con el episodio. "Mi cliente se sintió mal porque no era esto lo que buscaba.
Ahora la Justicia cordobesa ordenó el pago de casi 2 millones de pesos por parte del supermercado al cliente.