En la rutina de la cuarentena, en pleno intercambio de ideas. una mañana Sandra escuchó al otro lado del teléfono a la mamá de Romina (Claudia, de 36 años)- decirle: "Dale Romi, que tenemos que volver a casa a preparar el almuerzo', perpleja por el comentario le preguntó “¿dónde están?”, y la respuesta fue sorpresiva: “Acá en en la cima de la lomita, porque no tengo señal en casa para descargar las actividades.
“No lo creí y le pedí que me enviara una foto”, recuerda Sandra. Recibió la imagen y quedó atónita. “Romina había improvisado un pupitre sobre la pirca del monte. Tenía sus útiles, lápices, mochila todo...como en clase”, relata la maestra que no pudo contener las lágrimas. “Pensé ¡qué compromiso, qué voluntad de progreso! Tanto ella como su madre me podrían haber dicho ‘mirá no tenemos acceso’ o ‘no podemos seguir con las tareas por tal o cual razón’, y en estos meses jamás pusieron una excusa. Caminaban tres kilómetros diarios con sol o lluvia”, dice emocionada.
Acto seguido, la maestra le pidió autorización a la madre de Romina para compartir la imagen en un grupo de whatsapp integrado por varias autoridades. Esa imagen se viralizó en Córdoba. La historia de compromiso y responsabilidad de Romina emocionó a un grupo de proveedores de Internet independientes que se unieron para llevarle el servicio a su casa. No fue fácil poner el plan en marcha. Los especialistas tardaron cuatro días trasladando todas las herramientas necesarias. Fue un viaje de cuatro horas, de las cuales dos son por rutas de ripio. Pero lo hicieron. Y el esfuerzo valió la pena.
Con la conexión en casa, Romina estudia con agilidad. “Todo es más fácil, podás llamar por videollamada a Sandra y lo que no sé ahora lo busco en Google, cosa que antes no podía”, dice la pequeña alumna.