Religión

Santísimo Nombre de la Virgen María: por qué se celebra hoy y qué significa

La Iglesia Católica celebra el Santísimo Nombre de la Virgen María este 12 de septiembre. ¿Por qué y qué significa?

Este 12 de septiembre, la Iglesia Católica está de fiesta, ya que se celebra el día conocido como Santísimo Nombre de María. El espacio para conmemorar a la Virgen, fue establecido por el papa Inocencio XI en 1683 para toda la Iglesia, y recuerda la victoria de la cristiana para los otomanos.

De esta manera, se conmemora el nombre la Madre de Dios, y se habla de su intercesión a favor de los fieles, y son estos los que deben encomendar sus necesidades.

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Este 12 de septiembre es un día de festejo para los fieles de María.

Este 12 de septiembre es un día de festejo para los fieles de María.

Santísimo Nombre de María: 12 de septiembre

La fiesta invita a encomendar las necesidades de la Iglesia a Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen María. Al mismo tiempo, revela que este nombre es una fuente de consuelo, esperanza y fuerza para los fieles. Incluso, se dice que los demonios huyen al escuchar esta designación.

El nombre María no es solo un nombre, sino que evoca la obra de la salvación y el amor de Dios por sus criaturas, y está claro que la fecha elegida de esta celebración no es casualidad.

En concreto, esta fue elegida porque está cerca de la Natividad de la Virgen María, que se celebra el 8 de septiembre, como un recordatorio para invocar su nombre después de la celebración de su nacimiento.

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La fecha elegida para esta celebración no es casualidad.

La fecha elegida para esta celebración no es casualidad.

Por otro lado, este día también conmemora la victoria de la Europa cristiana sobre el Imperio Otomano en 1683, una victoria atribuida a la intercesión maternal de la Virgen María.

Qué oración rezar en este día

Para rezar al Santísimo Nombre de María, se puede usar la "Oración para invocar el Santo Nombre de María", una construcción de confianza en la que se le pide a la Virgen su ayuda y protección en la vida.

¡Dulce Madre, María! Haz que tu nombre, de hoy en adelante, sea la respiración de mi vida.

No tardes, Señora, en auxiliarme cada vez que te llame. Pues en cada tentación que me combata, y en cualquier necesidad que experimente, quiero llamarte sin cesar: ¡María!

¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! ¡Qué consuelo, dulzura y confianza siento solo al nombrarte y pensar en ti!

Doy gracias a nuestro Señor y Dios, que nos ha dado para nuestro bien, este nombre tan dulce, tan amable y poderoso. Señora, no me conformo con solo pronunciar tu nombre; quiero que tu amor me recuerde a invocarlo constantemente.