Se indicó que "dicha medida es para aprovechar un espacio que hoy se encuentra ocioso (no reúne los requisitos exigidos por la emergencia sanitaria) y que permitirá realizar ahorros en materia de alquileres, puesto que los mismos se dejarán de pagar en dos edificios donde hoy funcionan las áreas de Tránsito y Licencias. Las medidas tomadas, de ningún modo afectan a las actividades deportivas, incluso, las clases de danza que allí se impartían (hoy suspendidas) serán reubicadas en otro lugar".
Además se informó que "en paralelo, el municipio trabaja en un proyecto de construcción de un edificio, que se ubicará en Borges y Lima y al que serán llevados, definitivamente, Tránsito y Licencias de Conducir".
Pero la información municipal no llevó la tranquilidad esperada, ya que los vecinos insisten en que no queda claro cual será la suerte que correrá el gimnasio y tampoco se informa, si fuera provisorio el uso del lugar para oficinas, cuánto tiempo demorará en recuperar su función original.
El polideportivo del barrio fue construido junto con las viviendas, como parte de la infraestructura del lugar. Hoy viven allí unas 8.000 personas
Por años fue el principal gimnasio de San Martín y recién resignó ese protagonismo cuando se construyó el estadio cubierto Torito Rodríguez, dentro del mismo barrio San Pedro.
En junio de 1981 ese gimnasio albergó un espectáculo soñado. Organizado alumnos de 5º años de un colegio secundario que trataban de juntar fondos para su viaje de egresados, y gracias a coincidencias casi mágicas, allí tocó Serú Girán.
En ese gimnasio de un barrio perdido, Charly García, David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro dieron un recital de dos horas para un pequeño grupo de 400 personas, después de haber reventado el estadio de Obras unos meses antes. El evento es caso parte de una leyenda del rock nacional.
Además del espacio para actividades deportivas, el lugar tiene en albergue equipado, para darle cobijo a delegaciones que visitan la región.
Pero, lo que más defiende el vecino, es que el gimnasio contiene una gran cantidad de actividades deportivas y artísticas barriales, para niños, adultos y adultos mayores.
Lo cierto es que el conflicto ya está planteado. La comuna deberá analizar si considera acertada la medida planeada o si hay otras alternativas mejores.