"Mis amigos y yo teníamos un equipo que andaba re bien en Las Heras. Nos invitaban a jugar de todos lados a campeonatos de barrio. Muchas veces, como no tenía con quien dejarla -estaba separado de la mamá- me la llevaba conmigo a los partidos. Ahí le empezó a gustar, y ya me exigía que la llevara. Mis amigos, encantados con ella. La cuidaban y jugaban con ella a la pelota a la orilla de la cancha mientras otros jugaban", explicó Roberto sobre el nacimiento de la pasión futbolera de Milagros.
Después se apasionó con el futsal, y jugaba como pivot. Los compañeros y rivales la conocían como la "Zurdita", y tras su partida, el 25 de agosto pasado, las muestras de dolor se hicieron virales en las redes sociales. Según contó una tía, Milagros se fue "vestida con su ropa de fútbol y sus botines puestos". Las amigas le dejaron cartitas, cadenitas y otros pequeños obsequios, y en el entierro, todos los chicos presentes corearon "zurdaaaaa".
Un final inesperado y fugaz
En pocos días la jovencita pasó de un dolor de cabeza a quedar internada, y a los días se produjo su partida. "Un día me dijo que le dolía la cabeza. Pensé que era un estado gripal, y le preparé un té -remedio casero- pero le siguió el dolor. Fuimos dos veces al (hospital) Carrillo, pero estaban de paro y sólo atendían urgencias, así que a nosotros, por un dolor de cabeza, no nos atendieron", explicó el papá de la futbolista, que mencionó su propia extrañeza, ya que ella "nunca se había enfermado ni sentido dolor alguno.
"Al jueves, la madre la llevó a un médico particular, porque le sangraban las encías. El doctor la vio y la mandó a internar de inmediato en el Hospital Central, ya que los síntomas eran de leucemia. Yo me entero de esto (diagnóstico) por ella. Hasta para eso era buena; buscó la manera más dulce de decírmelo. "papá, te lo quiero decir yo, no quiero que te enterés por otro lado. Tengo leucemia, pero hay que ver porque hay tratamientos, y no sabemos de que tipo es", me explicó. Ella no quería asustarme, pensaba en mí antes que en ella, que estaba enferma", recordó emocionado Roberto.
Rápidamente la salud de Milagros se fue deteriorando, le agarró neumonía, cada día empezó a empeorar. "Hice todo lo que pude para ayudarla. Recé noche y día en la iglesia donde voy, y el día que se fue, me retaron las enfermeras, porque hice entrar a todas las amigas del futsal que fueron a verla. Se fue feliz. Se despidió de la madre, Viviana Zorrilla, y yo me quedé con ella. A su mamá le pidió que no peleara más conmigo, que nos amaba a los dos. Tuvo dos derrames, la pasaron a terapia, y le pedí a a Dios, que si ella no iba a poder a tener su vida normal, que no sufriera más y se la llevara. Y así fue". detalló sobre la partida de la niña su papá.