Por un lado, la falta de conexión emocional con la persona puede hacer que el cerebro no considere relevante el recordar el nombre, por eso, en un encuentro futuro, puede pasar que se tenga que apelar a recursos diferentes para que la otra persona no se dé cuenta de que nos hemos olvidado de cómo se llama.
El estrés y la sobrecarga mental también son otros factores que pueden incidir, ya que al estar cansado o con nervios, la capacidad de memorización disminuye y así olvidamos cosas, o nombres, que en otros momentos serían recordados fácilmente.
Trucos para no olvidar los nombres de las personas
Si eres de las personas que olvidan los nombres de los demás al poco tiempo de conocerlos, hay ciertos ejercicios que ayudan a que esto no ocurra. Una de las formas es repetir el nombre inmediatamente después de ser escuchado o introducirlo en la conversación rápidamente. También se lo puede asociar a otras personas que tengan el mismo nombre o algún objeto, de esa manera se contará con una especie de "ayuda mental".