Problemas respiratorios: Colocar las manos sobre el pecho puede restringir el movimiento del diafragma y los pulmones, dificultando la respiración. Esta restricción puede llevar a una disminución en la oxigenación del cuerpo, lo cual es particularmente preocupante para quienes ya tienen problemas respiratorios.
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Aumento de la presión sanguínea: La presión ejercida por las manos sobre el pecho puede incrementar la presión en los vasos sanguíneos y el corazón, lo que podría provocar un aumento en la presión arterial. Este efecto es más notorio en personas con hipertensión o problemas cardíacos preexistentes.
Trastornos del sueño: La incomodidad y la dificultad para respirar pueden interrumpir el ciclo del sueño, resultando en un descanso menos reparador. Las interrupciones frecuentes durante la noche pueden llevar a problemas de salud a largo plazo, como fatiga crónica y debilidad del sistema inmunológico.
Dolor y rigidez: Mantener las manos en una posición fija durante largos periodos puede causar tensión en los músculos del pecho, hombros y brazos, resultando en dolor y rigidez al despertar.
La oscura razón por la que no debes dormir así
Según las creencias populares, se cree que nunca debes dormir con las manos entrelazadas en el pecho porque llamas a la muerte. Pues en esa posicione es como entierran a los difuntos.
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