Según el perfil De Salud Psicólogos, desde un punto de vista social señalan que morderse las uñas es un trastorno que proporciona una mala imagen personal y sentimiento de culpa. También podría representar rasgos de perfeccionismo e inseguridad, ya que muchas personas que poseen altos estándares para sí mismos utilizan este comportamiento como una especie de “válvula de escape” para aliviar la presión interna que sienten.
Desde el punto de vista médico, la onicofagia (del griego onyx, ‘uña’, y phagein, ‘comer’), nombre que se le da a esta mala conducta, es un síndrome psicológico relacionado con un trastorno obsesivo-compulsivo. En ocasiones no solo se comen las uñas, sino también la cutícula de la piel vecina, lo que llamamos los padrastros que puede empeorar el hábito.
Qué hacer para controlar este hábito
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Desde el punto de vista médico, la onicofagia (del griego onyx, ‘uña’, y phagein, ‘comer’), nombre que se le da a esta mala conducta, es un síndrome psicológico relacionado con un trastorno obsesivo-compulsivo.
Cuando morderse las uñas conlleva únicamente consecuencias estéticas, resultando por ejemplo en un aspecto descuidado hablamos de que la situación es leve. No obstante, en casos más severos se desarrolla toda una serie de consecuencias físicas, emocionales y sociales. Por eso, podemos acudir a:
Identificar los desencadenantes: Observar en qué momentos o situaciones aumenta la necesidad de morderse las uñas.
Aplicar técnicas de relajación: Practicar ejercicios de respiración, meditación o yoga para reducir la ansiedad.
Reemplazar el hábito: Utilizar pelotitas antiestrés, anillos o cualquier accesorio que permita mantener las manos ocupadas.
Buscar ayuda profesional si se lo requiere: Si la conducta persiste y afecta la calidad de vida, un psicólogo especialista en terapia cognitivo-conductual puede brindar herramientas para superarla.