Curiosidades de historia

Prestigio, identidad y pertenencia: así es cómo se elegía el nombre de las personas en la Antigua Roma

¿Sabías que en la Antigua Roma los nombres revelaban la familia, el linaje y hasta la tribu de una persona? Te contamos cómo se formaban y qué significaban

En la Roma Antigua, la denominación de una persona no era una simple etiqueta, sino un reflejo de su estatus social, linaje y pertenencia política. A diferencia de la actualidad, donde la mayoría tiene un nombre y un apellido, los romanos libres, especialmente los hombres, utilizaban un sistema más elaborado.

Cómo funcionaban los nombres en la Antigua Roma

Durante la República Romana (509 a.C. – 27 a.C.) y buena parte del Imperio (27 a.C. – 476 d.C.), la onomástica (el arte de dar nombres) estaba profundamente ligada a la organización social. Los ciudadanos romanos formaban parte de una gens o clan, un grupo familiar extenso que compartía un antepasado común.

Este sistema permitía identificar a las personas en una sociedad en la que los vínculos familiares y políticos eran clave para ascender en la escala social. El nombre era, en cierto modo, una carta de presentación y un indicador del rango del individuo.

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Cuando piensas en los antiguos romanos, quizás te imagines togas, gladiadores y un complejo sistema de gobierno. Sin embargo, hay un aspecto de la sociedad romana que puede intrigarte

Cuando piensas en los antiguos romanos, quizás te imagines togas, gladiadores y un complejo sistema de gobierno. Sin embargo, hay un aspecto de la sociedad romana que puede intrigarte

Es decir, para poder organizarse de una forma extremadamente estructural y ser un ser social importante, utilizaban un sistema de 3 pasos, para determinar a qué familia pertenecía, cuál era su ascendencia y hasta en qué tribu votaba. El conjunto completo se conocía como tría nómina, una estructura exclusiva de los ciudadanos romanos, especialmente durante los períodos antes mencionados.

Nombres en la Antigua Roma: más que una cuestión de identidad

En Roma, el nombre no solo decía quién eras, sino también de dónde venías y a qué aspirabas. En este sentido, según el blog de History Skill, la tría nómina estaba compuesto por tres partes: el praenomen, el nomen y el cognomen. Cada una cumplía una función específica y se transmitía de forma diferente dentro de las familias. ¿Qué significa?

  • Praenomen: el nombre personal y escaso

El Praenomen era el equivalente al nombre de pila moderno, pero la lista de opciones era sorprendentemente reducida: apenas unos veinte nombres masculinos estaban en uso común. Esto explica por qué muchos romanos compartían el mismo praenom

Además, se utilizaba en el ámbito familiar y en documentos legales, pero en la vida cotidiana, el Nomen o el Cognomen solían tener más peso.

  • Nomen: la identidad de la gens

El Nomen indicaba la pertenencia a la gens, algo parecido a un apellido familiar, pero con un significado más profundo, ser miembro de una gens podía otorgar prestigio, derechos políticos y alianzas estratégicas.

El nomen se transmitía de generación en generación y conectaba al individuo con una historia familiar que podía remontarse siglos atrás.

  • Cognomen: de apodo a herencia

Originalmente, el Cognomen era un apodo o rasgo distintivo que describía alguna característica física, habilidad, hecho militar o lugar de origen. Sin embargo, con el tiempo, se volvió hereditario y se integró al nombre oficial de la familia.

Un claro ejemplo es el nombre completo de Julio César era Gaius Julius Caesar, donde Gaius era su praenomen, Julius su nomen y Caesar su cognomen.

Sin embargo, tener los tres nombres completos era un privilegio que solo disfrutaban los ciudadanos romanos varones. Las mujeres, en cambio, solían llevar únicamente el nomen de la familia, en femenino.

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