Los científicos utilizaron un sofisticado concepto denominado espacio de fase para identificar regiones específicas donde la influencia gravitacional del Sol podría capturar y retener objetos de manera indefinida en el tiempo.
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El objeto Oumuamua cambió nuestra comprensión del universo.
La investigación desarrollada por Edward Belbruno y James Green permitió descubrir que existen dos categorías distintas de puntos de captura en el espacio para el desarrollo de la astronomía moderna.
Los datos recopilados por el estudio revelaron que en nuestra vecindad estelar inmediata existen 131 estrellas y enanas marrones en un radio de seis parsecs, todas potencialmente capaces de influir en la trayectoria de estos objetos errantes.
Durante el desarrollo del estudio, los investigadores lograron detectar aperturas específicas ubicadas a exactamente 3,81 años luz de distancia del Sol, donde las condiciones resultan ideales para la captura permanente de objetos interestelares.
Las fuerzas gravitacionales generadas por nuestra galaxia producen efectos significativos en la estructura del espacio de fase, según explicaron detalladamente los científicos en su publicación académica sobre el tema.
El estudio que puede cambiarlo todo
Los cálculos realizados sugieren que los planetas errantes, aquellos mundos expulsados violentamente de sus sistemas estelares originales, podrían existir en cantidades sorprendentemente superiores al número total de estrellas en nuestra galaxia.
Las observaciones astronómicas confirmaron que aproximadamente cada millón de años, dos estrellas vecinas se aproximan a escasos años luz de la Tierra, generando perturbaciones potenciales en la distante Nube de Oort.
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Los planetas errantes son clave en este estudio.
Los principales factores que determinarían la captura exitosa de un objeto interestelar son:
- Las características físicas del objeto, incluyendo su masa total y velocidad al momento de ingresar en nuestro sistema solar
- Su posición específica respecto a las zonas de captura identificadas por el estudio
- Las complejas interacciones gravitacionales con otros cuerpos celestes en las cercanías
- Las propiedades dinámicas como el momento angular y la energía total del objeto durante su trayectoria
La próxima entrada en funcionamiento del revolucionario Observatorio Vera Rubin promete revelar una población hasta ahora invisible de objetos interestelares que podrían convertirse eventualmente en nuevos integrantes permanentes de nuestro sistema solar.
Los cálculos matemáticos realizados durante la investigación demostraron que el fenómeno de captura permanente requiere configuraciones extremadamente precisas de energía y momento angular para establecer órbitas estables alrededor de nuestra estrella.
Las simulaciones computacionales desarrolladas como parte del estudio indicaron que cualquier planeta capturado alteraría inevitablemente las órbitas actuales de manera detectable, abriendo nuevos horizontes para la astronomía contemporánea.