Según cuenta el medio citado, Manhattan está construido sobre una base de roca sólida, perfecta para la construcción de rascacielos. Esta región fue diseñada originalmente por colonos holandeses en el siglo XVII, quienes ampliaron la costa de la ciudad arrojando arena, piedras e incluso basura al río. En consecuencia, el terreno debajo de Tower 1 Seaport es un mosaico de vertedero de la era colonial, asentado sobre una capa de arena suelta.
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Tower 1 Seaport, el rascacielos inclinado de Manhattan.
Para construir el rascacielos, este debía anclarse con pilotes de acero perforados en la roca. Sin embargo, la empresa constructora decidió ahorrar millones de dólares y buscar un atajo. En concreto, la empresa Fortis Property Group, a cargo del proyecto, optó por implementar una técnica llamada "mejora del suelo".
La misma consiste en inyectar hormigón en el suelo blanco para reforzarlo en lugar de perforar hasta el lecho de roca. Esto supuso un ahorro significativo de 6 millones de dólares, pero frustró la construcción del rascacielos de Manhattan.
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El rascacielos mide 200 metros y actualmente se encuentra abandonado.
Expertos en ingeniería explican que este método generó un asentamiento diferencial. Es decir que partes del edificio se hundió de manera desigual, provocando la inclinación del rascacielos. En lugar de detener la construcción cuando se percataron de la desalineación, los empresarios intentaron compensar. En consecuencia, ajustaron los pisos superiores, construyéndolos ligeramente descentrados en la dirección opuesta.
A medida que se construía el rascacielos, se produjo un contrapeso y la construcción quedó inclinada, emulando la Torre de Pisa. En 2020, las demandas le pusieron freno a la obra y a día de hoy Tower 1 Seaport sigue sin terminarse y abandonada en el corazón de Nueva York.