La discusión por la alta tasa de partos por cesáreas en Mendoza sumó un capítulo clave: la respuesta de los médicos. Puntualmente, la Asociación de Obstetras Unidos de Mendoza (OBUM) respondió públicamente al plan del Ministerio de Salud y reclamó ser convocada de manera formal.
Desde la organización aseguraron que no se oponen a reducir las intervenciones, pero advirtieron que el enfoque oficial no reconoce los problemas reales del sistema.
Diario UNO dialogó con la representante de OBUM, la ginecóloga y obstetra Florencia Forno, quien se encargó de marcar la postura de la asociación a la que pertenece.
La profesional explicó que, por parte de OBUM, sostienen que todas las decisiones que atañen al nacimiento deben ser tomadas en un ambiente respetuoso entre la mujer y el médico que la acompañó durante todo el embarazo, y que los cambios no pueden basarse únicamente en un sistema de guardias para el momento del parto. También señalaron que para bajar las cesáreas se necesitan protocolos claros.
Mientras tanto, la posición oficial insiste en que el modelo actual induce a tasas innecesarias de partos por cesáreas -sobre todo en el sector privado- y plantea que un esquema de guardias podría mejorar los resultados. Ese es uno de los principales puntos donde las posturas están en desacuerdo.
Una respuesta que busca abrir el diálogo
La Asociación de Obstetras Unidos de Mendoza salió a cuestionar varios ejes del plan provincial destinado a reducir las cesáreas, especialmente en el sector privado, donde rondan el 80%.
La representante de la organización explicó que los obstetras coinciden en que es necesario bajar las cesáreas innecesarias, pero señaló que el debate no puede simplificarse a una única cifra ni a un cambio administrativo.
Para OBUM, el problema es multifactorial: influyen las condiciones del sistema, las prácticas de cada institución y también las decisiones médicas y de las propias mujeres. Por eso, reclamaron que cualquier estrategia incluya a quienes trabajan día a día en las maternidades.
La importancia del vínculo entre el médico y la madre
Uno de los puntos que la asociación defendió con más fuerza es la autonomía materna. Forno remarcó que la vía de nacimiento no puede quedar supeditada a un protocolo rígido o a la disponibilidad de un médico de guardia, sino que debe surgir de la relación construida durante los controles prenatales entre la embarazada y su obstetra.
Según planteó, ese vínculo garantiza confianza y comprensión del caso clínico, algo que se pierde cuando la atención queda en manos de un médico que no conoce a la paciente y que igualmente tiene que atender su parto.
Además, sostuvo que no existe evidencia de que un sistema de guardias reduzca la cantidad de cesáreas; por el contrario, podría aumentar intervenciones si el médico debe decidir sin información y por sobre todo, sin conocer a la paciente, como sí la conoce el médico o médica que la atendió en el embarazo.
Más que un número: el nacimiento en su conjunto
OBUM también cuestionó que el debate se centre únicamente en bajar el porcentaje de cesáreas. Para la organización, mejorar la atención del nacimiento implica mucho más: asegurar contacto piel a piel incluso en quirófano, promover el inicio precoz de lactancia, garantizar acompañamiento respetuoso y mejorar la disponibilidad de analgesia para quienes quieran parir con peridural.
Forno señaló que estos aspectos también forman parte de la calidad del proceso y que muchas veces quedan relegados. Reducir cesáreas -dijo- no puede convertirse en un objetivo aislado que termine afectando otros derechos.
Falta de protocolos y criterios unificados
Otro de los reclamos es la ausencia de protocolos provinciales que unifiquen criterios. La asociación sostiene que hoy cada institución trabaja con guías propias y que eso genera disparidades en la atención. “No hay un consenso claro sobre inducciones, manejo del embarazo normal o decisiones ante embarazos patológicos”, advirtió Forno.
Por eso, plantearon que cualquier cambio estructural debe comenzar por acordar estándares junto a obstetras, neonatólogos, anestesistas, personal de enfermería y, sobre todo, las mujeres. Sin esa base común, alertaron, los resultados serán parciales y desordenados.
Desacuerdo con la comunicación oficial
OBUM también apuntó que la asociación no estuvo conforme con la forma en que se divulgó el plan oficial de Salud. Según explicaron, se enteraron a través de los medios y en respuesta enviaron una nota formal al ministerio pidiendo una reunión. Hubo un contacto informal y el ministro Rodolfo Montero manifestó su voluntad de recibirlos, aunque todavía no hay fecha definida, contó la profesional a este medio.
Para la asociación, la participación activa en la elaboración del plan no es un detalle menor: manifestaron que los obstetras deben ser parte del diseño y no solo de la implementación.
El debate por los honorarios
La organización también aclaró su sistema de administración de honorarios. Explicaron que, durante años, muchas clínicas pagaron tarde o con descuentos excesivos, por lo que OBUM asumió la gestión del cobro. Según Forno, la retención del 7% OBUM la utiliza para sostener la estructura administrativa y evitar que los médicos queden sujetos a pagos irregulares.
Temen que un cambio en la modalidad vuelva a dejar los honorarios bajo el control de clínicas o prepagas, lo que consideraron un retroceso y un obstáculo para la estabilidad laboral y la calidad de atención.
La postura oficial y el choque de modelos
Mientras tanto, el Gobierno sostuvo que el sistema actual contribuye a mantener tasas elevadas de cesáreas y que reorganizar el trabajo en guardias permitiría homogeneizar criterios y reducir intervenciones.
También remarcan que la provincia debe alinearse con estándares internacionales y avanzar hacia prácticas basadas en evidencia.
Sin embargo, desde OBUM pidieron prudencia. Consideraron que bajar la tasa de partos por cesáreas es un objetivo compartido, pero que no puede resolverse con medidas aisladas ni en tiempos acelerados. Aseguraron que el proceso demanda participación de todos los actores que intervienen en los nacimientos y respeto por las decisiones de las mujeres.






