Cuando pensamos en costumbres, tradiciones y alimentos argentinos, vienen a nuestra mente imágenes de un buen mate, unas facturas, empanadas y un pote de dulce de leche.
Cuando pensamos en costumbres, tradiciones y alimentos argentinos, vienen a nuestra mente imágenes de un buen mate, unas facturas, empanadas y un pote de dulce de leche.
El mate es una bebida histórica, nacional y muy popular en otras partes del mundo. Esta infusión nace en nuestro país gracias a los pueblos guaraníes, quienes utilizaban la yerba mate como objeto de culto, bebida y moneda de cambio.
Argentina se encuentra en el segundo puesto en el ranking de los países que toman más mate a nivel mundial, terna encabezada por Uruguay. El mate no solo proporciona beneficios y propiedades al organismo, es una infusión natural que reúne, acompaña y crea recuerdos únicos.
Por su parte, el dulce de leche se posiciona en nuestro país como uno de los dulces y manjares característicos. Este alimento no es 100% argentino, sus raíces cruzan el océano y llegan hasta Asia, donde hace miles de años ya se elaboraba una confitura dulce a base de leche y azúcar.
El dulce de leche en Argentina se descubrió por accidente, según cuentan las leyendas urbanas, cuando una criada de Juan Manuel de Rosas descuidó una olla en el fuego que contenía leche con azúcar. En la actualidad, tanto el mate como el dulce de leche forman parte de la cultura y esencia argentina más allá de sus orígenes.
El influencer, panadero, chef e inventor de recetas fáciles, Galu Cocina, compartió recientemente un video donde mostraba cómo se toma el mate de dulce de leche. Esta mezcla consiste en colocar una cucharada de dulce de leche en la yerba del mate, justo por donde pasa la bombilla.
Parece una fusión forzada y extraña, pero lo cierto es que queda muy bien. Es una mezcla dulce y con un leve gusto a caramelo. Es mucho más azucarado que el mate tradicional y deja el recipiente y la yerba medios pegajosos, pero es una técnica que puedes probar cada tanto.