Entre estas especies se destaca la Flor abanico (Scaevola aemula), una planta de origen australiano que vive a gusto en climas mediterráneos. Es adecuada para macetas, jardineras, recipientes colgantes o incluso puede ser cultivada directo en el sustrato.
Es una especie muy anhelada por los jardineros porque tiene tallos que caen y se llenan de flores en forma de abanicos que pueden ser de color violeta, rosado o blanco. Se trata de una planta muy resistente al calor y la falta de agua, además de que precisa escasos cuidados y no suele sufrir problemas de plagas o enfermedades.
La Flor abanico crece en forma de mata de entre unos 20 a 45 centímetros de altura. Tiene numerosas ramillas que suben o bajan y le proporcionan un aspecto desordenado pero decorativo. Además, tiene hojas pequeñas de color verde vivo, levemente carnosas, dentadas y acabadas en punta. Su floración empieza a mediados de la primavera y concluye en otoño.
¿Cómo cuido esta planta?
Los expertos de Verde es vida revelan que esta planta puede cultivarse tranquilamente en jardines al rayo del sol. Puede resistir los veranos más cálidos y secos, debido a que su hábitat de origen es el sur semiárido de Australia, donde crece en suelos arenosos en bosques de las zonas costeras.
Requiere un sustrato ligero, bien drenado, medianamente rico y neutro. Necesita un riego moderado, siempre dejando que el sustrato se seque entre riegos, aunque no soporta el exceso de agua en el suelo ni su acumulación en la base de la maceta. De dos a tres riegos por semana, es suficiente para el mantenimiento de esta planta.
Si aplicas compost en primavera la Scaevola aemula prolongará su floración. Lo ideal es aplicar fertilizantes ricos en fósforo cada tres meses, generalmente una cucharadita para plantas jóvenes, aumentando la cantidad con la madurez. Teniendo en cuenta todos estos detalles, la planta se llenará de flores y llenará el jardín de vida.






