La incertidumbre sobre el tamaño exacto del objeto representa un factor clave para determinar sus efectos potenciales. Los astrónomos necesitan datos adicionales sobre su composición y dimensiones precisas, información que esperan obtener durante su próximo acercamiento en 2028, cuando pasará a unos 8 millones de kilómetros de la Tierra.
El Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA ubicó al asteroide en el nivel tres de la escala Torino de riesgo, lo que indica un encuentro cercano que requiere atención especial por parte de los astrónomos debido a su probabilidad superior al 1% de colisión.
Las observaciones continuarán hasta febrero utilizando telescopios de gran potencia. "Es posible que incluso después de febrero no sepamos con certeza si golpeará o fallará en 2032", explicó Rankin. "Deberíamos poder determinarlo mejor para 2028, cuando vuelva a ser visible".
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El asteroide por el que la NASA advierte fue descubierto en el 2024.
Consecuencias de un posible impacto
De producirse el impacto, los efectos dependerían principalmente de la composición del meteorito. Si está formado por material rocoso, podría causar una explosión atmosférica significativa. En cambio, si su composición es principalmente metálica, atravesaría la atmósfera sin dificultad y crearía un cráter de impacto.
Rankin comparó el tamaño del objeto con el evento de Tunguska de 1908, cuando un asteroide similar provocó la devastación de 830 millas cuadradas de bosque en una región remota de Rusia. En caso de confirmarse la colisión, los daños se limitarían principalmente al área específica del impacto y sus alrededores inmediatos.