América es una tierra de contrastes, desde selvas impenetrables hasta desiertos extremos, pasando por cordilleras majestuosas que rozan el cielo. Entre todos sus paisajes, uno se destaca por su imponente presencia y su desafío natural: una montaña que no solo es símbolo de Argentina, sino también un ícono de los Andes y del continente entero.

Su cima, frecuentemente cubierta de nieve, representa un límite físico y espiritual para quienes se atreven a escalarla. Te contamos sobre la cumbre más alta y la historia detrás de ella.

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La cumbre más alta de América está en Argentina

Ubicado en la provincia de Mendoza, Argentina, el Aconcagua se alza con 6.961 metros sobre el nivel del mar, lo que lo convierte en la montaña más alta del hemisferio occidental y meridional. Esta impresionante elevación le otorga un lugar destacado entre las “Siete Cumbres”, la lista de las montañas más altas de cada continente que todo montañista sueña con conquistar.

Entre algunas características que resalta de esta cadena de montañas son:

  • Altura imponente: El Aconcagua es la montaña más alta fuera del Himalaya, lo que la convierte en un objetivo codiciado por alpinistas de todo el mundo.
  • Accesibilidad relativa: a diferencia de otras grandes cumbres, no requiere técnicas de escalada extrema para llegar a la cima por su ruta normal, lo que la hace ideal para expediciones de alta montaña.
  • Clima desafiante: a pesar de no tener glaciares masivos en su cima, los fuertes vientos y cambios bruscos de temperatura representan un serio reto para cualquier ascenso.
  • Ecosistemas únicos: la zona presenta una diversidad de fauna y flora adaptada a la altitud, como guanacos, cóndores y vegetación de altura.
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Importancia histórica, cultural y turística del Aconcagua

El Aconcagua no es solo un destino deportivo, sino también un lugar cargado de historia y simbolismo. Para los pueblos originarios andinos, era considerado un cerro sagrado. Hoy en día, atrae a miles de turistas, escaladores y aventureros que recorren sus rutas y se maravillan con su majestuosidad. Además, impulsa la economía local mediante el ecoturismo, el montañismo y la promoción de la región de Mendoza como destino internacional. Subir el Aconcagua es, para muchos, mucho más que una travesía física, es un viaje de superación personal y conexión con lo natural.