La técnica sous vide, que mantiene el huevo entre 60 y 70 grados, resulta perfecta para la yema pero insuficiente para que las proteínas de la clara se unan correctamente. Por su parte, el huevo pasado por agua durante 6 minutos deja la yema cruda.
Pellegrino Musto, director de investigación del Instituto de Polímeros, Compuestos y Biomateriales del Consejo Nacional de Investigación de Italia, explicó que el nuevo método permite que la yema alcance una temperatura constante de 67 grados, mientras la clara oscila entre rangos óptimos para su cocción.
Las pruebas realizadas por el equipo de ciencia confirmaron que el resultado combina lo mejor de cada técnica: una clara similar a la del huevo pasado por agua y una yema que recuerda al método sous vide.
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Para la ciencia, hay una manera perfecta de cocinar un huevo.
Beneficios nutricionales inesperados gracias a la ciencia
El análisis químico arrojó resultados sorprendentes sobre las propiedades nutricionales. Los huevos preparados mediante ciclos contienen mayor cantidad de polifenoles -micronutrientes beneficiosos para la salud- que aquellos cocinados por métodos tradicionales.
Ernesto Di Maio, otro de los autores del estudio, ya implementó esta técnica en su vida cotidiana con excelente recepción entre familiares y amigos. Sin embargo, las implicaciones trascienden la cocina: Musto destacó que estos hallazgos sobre perfiles térmicos podrían revolucionar el desarrollo de materiales reciclables con propiedades diferenciadas.