La estación Maquinista Levet lleva ese nombre en homenaje a Arthur James Levett, uno de los maquinistas involucrados en esa tragedia y que se inmoló, intentando evitar el desastre.
El informe oficial de Ferrocarriles Argentinos, que quedó reservado hasta octubre de 1968, 41 años después de la tragedia, relata ese hecho así:
"El tren número 3, que iba desde Buenos Aires rumbo a Mendoza, fue embestido cerca de la estación Alpatacal por el tren número 3.092, que hacía el recorrido inverso. El primero iba a poca marcha o ya había frenado cuando el choque se produjo. Estaba al mando del maquinista Levet, quien ordenó al foguista saltar y se inmoló con su máquina", dice el informe.
Y establece responsabilidades: "La investigación técnica atribuyó el impacto a que el maquinista del tren 3.092 (el que había salido de Mendoza), Avelino Bavio, de 34 años de edad, hombre de confianza y que murió en el accidente, no vio la señal colorada del segundo semáforo y no pudo frenar pues, lanzado a una velocidad de 65 kilómetros por hora, necesitaba 1.000 metros para hacerlo".
El informe también relata que "el tren 3.092 salió de Mendoza a la 1 de la madrugada, después de un ágape ofrecido por el gobernador de Mendoza, doctor Alejandro Orfila, a los cadetes chilenos bajo el mando del director del Colegio Militar de Chile, coronel Juan María Barceló Lira".
El tren venía arrastrado por dos máquinas en tándem, con dos maquinistas, dos foguistas y el inspector Tomás Bunting, que murió en la catástrofe, cosa que recién se supo cuando se encontró su reloj entre los escombros. "Su cuerpo fue seguramente pasto de las llamas", dice el informe.
"Después de las máquinas venía una jaula de seis caballos que se quemaron vivos, un furgón para equipaje, un coche de primera, dos coches comedores y diez coches dormitorios.
Los dos convoyes medían 280 metros de largo. Después del choque solo ocupaban 75 metros, lo que ilustra acabadamente acerca de la violencia del impacto.
Murieron dos cadetes chilenos, diez militares chilenos y 17 empleados ferroviarios. Un total de 29 personas. Resultaron heridos, muchos de gravedad, 48 cadetes y militares chilenos y nueve empleados ferroviarios, en total 57 personas.
La sobreviviente Zelmira Garrigós
Zelmira Garrigós de Von der Heyde, esposa de Alejandro Von der Heyde, familia trascendental en la historia del departamento de San Martín en los comienzos del siglo XX, escribió una biografía familiar que tituló "La vieja casona", refiriéndose a la vivienda que tenían los Von der Heyde y que aún hoy es una emblemática propiedad de la ciudad del Este provincial.
A esa biografía, su hijo Carlos le hizo algunos anexos, escritos por la propia Zelmira y por su hermano Fernando.
Allí está el relato que hacen Zelmira y Fernando del accidente, ya que la madre y los dos hermanos viajaban en el tren que venía de Buenos Aires el 7 de Julio de 1927.
Dice la mujer: "El 7 de julio tomamos el tren para Mendoza (Carlos), Fernando y yo. Nos despedimos de Alico (se puede referir a su esposo o a su hijo mayor) en la estación (Retiro) contentos y tranquilos, sin sospechar lo que nos esperaba. Hasta las cuatro de la mañana dormimos apaciblemente cuando, de pronto, un sacudón fenomenal nos despertó sobresaltados. Simultáneamente oímos una gritería espantosa, ensordecedora".
Zelmira viajaba en un camarote con Fernando. En el de al lado, conectado a través de una puerta que estaba abierta, viajaba Carlos.
"Desde nuestra ventanilla pudimos ver el fulgor de un pavoroso incendio", que se desató inmediatamente después del impacto. La familia y los pasajeros que venían de Buenos Aires viajaban en los dos últimos vagones y salvaron sus vidas.
Zelmira cuenta que "hacía un frío glacial" y que podía ver "un espectáculo macabro: la hoguera amenazaba a seres humanos que clamaban con desgarradores alaridos para que, por caridad, los ultimaran", debido a que estaban atrapados entre los hierros.
"Los ilesos, desesperados, se veían impotentes para auxiliar a aquellos mártires aprisionados por estructuras de hierro y maderas ardientes... ¡Aún hoy me parece oír aquel ¡Má-tenme...! ¡Mátenme...! que se unía a una visión dantesca imposible de borra de la memoria", relata la mujer. Y luego cuenta que "mataron a un herido de un balazo, para librarlo de quemarse vivo".
Fernando von der Heyde tenía 17 años y escribió su memoria unos cuantos años después.
Cuenta: “El vagón jaula donde viajaban los caballos de los oficiales chilenos venía inmediatamente después de las máquina y salvó la vida de muchos. Se comprimió como un acordeón. De todos los caballos, solo vimos dos. El primero estaba irreconocible. Era un bulto redondeado del cual emergía una cabeza totalmente carbonizada. El bulto era el anca. El tronco, las patas, el cuello, habían sido calcinados por las llamas. Encontramos otro animal en situación aún mas tétrica. Completamente carbonizado, lo único que se distinguía de él era su cuello y la cabeza, que levantada hacia el cielo con la boca abierta, mostraba los dientes. Parecía el símbolo de la agonía en aquel día funesto”.
La excursión de astroturismo
Salida: sábado 5 de junio. 17:30 hs. Plaza central 9 de julio, de la villa cabecera de la Paz.
Regreso: aproximadamente 22 hs.
Reservas: Oficina de Turismo, Terminal de Ómnibus de La Paz, o al correo oficial [email protected]
Importante: Debido a los protocolos vigentes, habrá un cupo limitado de personas (solo mayores de 15 años) y no podrán participar personas que no se encuentren inscriptas.