En la filosofía china abundan proverbios milenarios que, pese al paso del tiempo, continúan ofreciendo enseñanzas profundas aplicables a la vida moderna. Entre ellos se destaca una frase que promueve la reflexión y que se ha convertido en una guía para quienes buscan crecer, mejorar y evitar conflictos innecesarios.
El manejo de la vida diaria implica saber vivirla bajo cualquier aspecto. Pues en tiempos donde la ira, el estrés mental y el descontrol parece dominarlo todo, un antiguo proverbio chino cobra fuerza y se posiciona como una de las frases más inspiradoras de su filosofía para quienes han cometido errores y no lo han corregido.
En la vasta tradición de la filosofía china, algunos proverbios han trascendido siglos por su capacidad de explicar verdades universales con una simpleza sorprendente. El emblemático lema para la sección de hoy dice: “El hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error”. Claro está, ignorar un problema nunca lo soluciona; por el contrario, lo agrava.
Filosofía china: “El hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error”
Este proverbio, atribuido tradicionalmente a Confucio (filósofo chino), representa uno de los pilares del pensamiento chino: la capacidad de autocrítica y la importancia de actuar con rectitud moral.
Para este tipo de filósofos, equivocarse es parte de la naturaleza humana. Lo que diferencia a un sabio de un necio no es la ausencia de errores, sino la actitud que se toma frente a ellos. La frase toma las riendas sobre el orgullo, la negación y el miedo a asumir responsabilidades, emociones que suelen llevar a que los problemas se hagan más grandes.
Cuando una persona no corrige un error, lo transforma automáticamente en uno nuevo. Esto sucede porque los errores no resueltos crecen, aquello que se evita, se multiplica. La negación puede lastimar a otros, generando malentendidos, resentimientos y caos. El no corregir impide aprender, dejando a la persona atrapada en patrones nocivos y que, además, postergar lo inevitable complica las soluciones, que podrían haber sido simples si se abordaban a tiempo.
Este proverbio puede aplicarse en todas las áreas de la vida; sin embargo, requiere dos virtudes admiradas en la filosofía china:
- Humildad, para reconocer que uno no sabe todo.
- Coraje, para tomar decisiones difíciles y enfrentar lo que se evitó.




