Lidiar con el tránsito de Mendoza, las calles destruidas de muchos barrios, y también el mal humor de los pasajeros, que van tarde, con sueño o fastidiados con la realidad que vivimos. Sin embargo, los pasajeros de la Línea 200 (G2) tuvieron la fortuna de tener al más excepcional de los choferes, uno que les hacía sonreír con sus bromas y canciones. Se llamaba Omar Ávila, y lo apodaban El Cordobés. Este lunes terminó la batalla con un cáncer y se fue, dejando mucha tristeza en quienes lo conocieron personalmente o a través de los medios, ya que se hizo popular, especialmente en el 2013, cuando fue elegido por el voto popular como el Mejor Chofer, premio que entregaba la Secretaría de Transporte de Mendoza y donde votaban los usuarios vía Twitter.

Omar Ávila nació el 28 de julio de 1958 en Córdoba y trabajó durante 16 años en la Línea 200, donde les anunciaba cada parada a los pasajeros, en una especie de sistema rudimentario como el que tienen los subterráneos de las grandes ciudades, aunque en el caso del Cordobés, su típico acento mediterráneo, su chispa y don de persona superaron con creces a cualquier dispositivo electrónico.

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Claudio Gómez era compañero de Omar en la empresa Maipú, y mucho le costó poder hablar, ya que las lágrimas lo asaltaban y la tristeza le oprimía la garganta, tal es el dolor que dejó el fallecimiento de su colega. "Es muy difícil poder hablar de alguien tan querido. Fue un gran compañero, una persona excelente. Para nosotros en la empresa ha sido una gran pérdida", dijo quien fuera también delegado sindical de los choferes de la mencionada empresa.

"Se hace difícil seguir hablando de él, imaginar que ya no está con nosotros, que no lo vamos a ver ni vamos a tener la alegría de él. Es muy difícil definirlo como persona, por el carisma y la voluntad que tenía. Cuando veía a algún compañero que estaba bajoneado, él se le acercaba y le hacía chistes para apoyarlo. Como persona y ser humano, no creo que haya otro", dijo Gómez, emocionado, para concluir.