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Los especialistas aseguran que la propuesta permite a la industria vitivinícola proteger el ambiente.
Una vez confeccionadas, fueron llevadas a la bodega experimental del INTA para iniciar los ensayos. En ellas pusieron a envejecer caldos de uvas criollas. Pasados 112 días, pudieron comprobar que las vasijas habían afectado significativamente la oxidación y el color del vino.
El vino madurado es un Malbec que destaca por sus notas frutadas y una menor astringencia, lo cual sugiere el potencial de las vasijas como alternativa para la crianza de ciertos estilos de vino.
La UNCuyo y el INTA innova con recursos locales
Las vasijas fueron hechas con arcillas rojas extraídas, de manera abundante y económica, de zonas como el Dique Potrerillos, en Mendoza, y Sarmiento, en San Juan. Luego se las sometió a un proceso de cocción a 1.080°C.
Como otro objetivo del proyecto es caracterizar las arcillas recogidas, y definir la incidencia de los perfiles en el vino obtenido, también se avanzó en un relevamiento del material, y se realizaron pruebas y ensayos morfológicos de las piezas.
Con las muestras se hicieron ensayos para extraer características, se seleccionaron las más adecuadas y se mandaron a elaborar por alfareros expertos las piezas piloto, que tienen una capacidad entre 3,5 y 4,5 litros.
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“El tipo de arcilla que se utiliza para la pasta cerámica y su proceso de cocción también influye en el resultado final haciendo variar su porosidad, entre otros factores. Esto les sienta mejor a algunas uvas que a otras, permitiendo obtener vinos de muy diferentes estilos”, explican miembros del equipo.
Horizontes más sostenibles para los vinos
Desde el punto de vista ambiental, indicaron que la extracción de arcillas no compromete la disponibilidad del recurso para futuras generaciones dadas las pequeñas cantidades de recurso y tecnologías de extracción para los volúmenes de producción requeridos.
“Preparar pasta cerámica con arcillas locales aporta sustentabilidad a la elaboración del vino, ya que desde su concepción, y en todo su proceso, se usan recursos locales, reduciendo así emisiones de carbono asociadas al transporte de materias primas e insumos sustitutos”, subrayan.
Con los resultados alcanzados, lo próximo será enfocarse en redefinir la morfología de las vasijas y aumentar su capacidad, además de desarrollar una pasta cerámica con menor absorción. Son mejoras que intentan garantizar compatibilidad con los estándares de la industria vitivinícola, además de promover la innovación y el desarrollo sostenible en la región.
El equipo FAD INTA en la Estación Experimental Agropecuaria Mendoza Vasijas.jpg
Algunas uvas combinan bien con las vasijas, y eso permite trabajar diferentes estilos de vino.
Recorrido y otros detalles del proyecto
- La línea de trabajo surgió de una de las Comisiones de Estudios creadas a partir de la firma de un convenio de vinculación en 2021 entre la Facultad y el INTA y está bajo la órbita del Área de Innovación y Desarrollo de la FAD. También es parte de las acciones de la Comisión Sostenibilidad, contribuyendo con los ODS 12 y 7.
- Un equipo técnico de la FAD, en vinculación con el INTA y el programa Cambio Rural, postuló el proyecto a la convocatoria Universidad, Cultura y Territorio 2021-2022. Sus integrantes son las estudiantes Macarena Páez, María José Masera, Pilar Escudero Pavone y Milada Baraga. Su director actual es el ceramista industrial José Altamira (graduado integrante del equipo), pero al principio fue el docente investigador y ceramista industrial, Esteban Such.
- El financiamiento permitió comprar materiales e insumos, contratar servicios técnicos y dar becas de formación. Una parte se destinó a optimizar el Laboratorio Cerámico del grupo de carreras de Cerámica. En la actualidad, se ejecuta con financiamiento de la convocatoria 2022-2023.
Fuente: Prensa UNCuyo