Era técnico agrario, enólogo y también había estudiado bromatología, especialmente pensando en conservas.
"No soy un prócer para tener biografía", decía, y agregaba "lo único que me interesa es servir a Dios, estar con seres queridos que me rodean y en paz con mi conciencia. El mundo ha de seguir su camino. Cada uno tiene derecho a hacer de su vida lo que quiera. Mi lema es, vive y se feliz", sostenía.
Con un optimismo eterno, Walter decía que "el presente es el mejor tiempo para vivir. Y preferiblemente no digas siempre que todo pasado fue mejor... o que el futuro será mejor...no tengas alma de antiguo ni hagas futurología....Vive la vida hoy".
Buen lector, se había puesto como objetivo personal darle una vida intensa a la Biblioteca Pública de Alto Verde. Por eso fue su mentor y uno de sus principales motores.
Se había sumado en distintos momentos de la vida a iniciativas surgidas de la comuna y no había tenido prejuicios de apoyarlas, más a allá de cual fuera el sector político que gobernara.
A Walter se lo podía ver vendiendo personalmente sus conservas y productos en el centro de la ciudad, pero se multiplicaba para realizar otra decena de actividades, desde atender su finca hasta cuidar de su alojamiento rural y de promover la actividad cultural en su distrito.