Esta investigación forma parte de un campo nuevo llamado "crononutrición", que estudia no solo qué comemos, sino cuándo. Anna Palomar-Cros, otra investigadora del estudio, explica que "comer a horas raras puede chocar con nuestro sistema interno, que regula los ciclos de día y noche".
Los investigadores encontraron un grupo pequeño de hombres que comían por primera vez después de las 2 de la tarde y ayunaban 17 horas en promedio. Estos hombres tenían hábitos menos saludables: fumaban más, bebían más alcohol, hacían menos ejercicio y comían peor. También tenían menos educación y más desempleo.
Las mujeres mostraron resultados diferentes. Tenían menos peso en promedio y seguían mejor la dieta mediterránea. También bebían menos alcohol y se ocupaban más de la casa, aunque reportaron peor salud mental. Estos patrones no aparecieron en ningún grupo de mujeres.
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El estudio descubrió que un desayuno fuerte es clave para mantener el peso ideal.
Hábitos que realmente funcionan
Camille Lassale, investigadora principal, aclara que "los hombres que practican ayuno saltándose el desayuno no bajan de peso con esta práctica". Otros estudios con personas obesas mostraron que esta táctica no funciona mejor que comer menos calorías para perder peso a largo plazo.
Esta investigación continúa trabajos previos de ISGlobal sobre crononutrición. Estudios anteriores mostraron que cenar y desayunar temprano reduce el riesgo de problemas del corazón y diabetes tipo 2. Esto conecta los horarios de comida con la salud general.