En Mendoza, la temporada estival de lluvias comienza a contabilizarse desde el 1 de noviembre y hasta fines de marzo. Aunque habitualmente enero y febrero son los meses en los que se registran la mayor cantidad de tormentas severas y de corta duración.
En la provincia llueve en promedio entre 220 y 250 milímetros (mm) al año. El territorio está expuesto a la acción de anticiclones del Océano Atlántico que afectan el piedemonte y el llano y del Pacífico que se sienten en alta montaña y en la región volcánica del sur. Se estima que el 70% de las tormentas del año se producen en la temporada estival, algunas de las cuales, se originan en la cordillera o en el piedemonte y son muy fuertes.
Por caso, vale recordar aquella tormenta del 4 de enero de 1970 denominada el “Aluvión de las heladeras". Debe su nombre a que los testigos de la época relataron haber visto electrodomésticos bajando por las calles inundadas, sobre todo la avenida San Martín, además de autos, ramas y todo tipo de elementos.
En esa tempestad, la mayor de la historia de Mendoza, cayeron 110 mm de agua en una hora y provocó la rotura del dique Frías, ubicado en Godoy Cruz. Además de los cuantiosos daños materiales, el saldo fue de 24 muertos y más de 2.000 heridos.
Más acá en el tiempo, el sábado 8 y madrugada del 9 de febrero de 2025, se produjo la tormenta más intensa registrada en dos décadas por el volumen de agua. Según el Instituto Nacional del Agua (INA-CRA) la lluvia se concentró en la cuenca Divisadero Largo, con una lámina medida de 42 mm y momentos de intensidad de hasta 1,5 mm/min.
A pesar de la intensidad de la tormenta, y a diferencia del aluvión de 1970, el sistema de control aluvional funcionó según lo previsto, sin que el agua pudiese provocar inconvenientes en la población y evitando inundaciones en el área metropolitana de Mendoza.
Y es que el Sistema de Mitigación Aluvional incluye obras de infraestructura como diques o presas para atenuar las crecidas en caso de tormentas del tipo convectivas que son las precipitaciones de mucho caudal en un período de tiempo corto que generan crecidas y un aumento significativo en el caudal de arroyos y ríos.
En la década del '30 del siglo pasado se construyeron los diques San Isidro y Frías y a comienzos de 1940 el Maure y Papagayos. También la defensa aluvional cuenta con colectores principales del tipo escudo o trasvase para desviar el agua de los ríos y arroyos, colectores aluvionales primarios y secundarios.
El mantenimiento del sistema aluvial es tarea todo el año
Para que el sistema funcione según lo previsto es necesario el mantenimiento continuo que lleva adelante la Dirección de Hidráulica todo el año.
“El sistema aluvional de la provincia está completamente operativo. Este sistema consta de 5 presas de atenuación de crecidas y un conjunto de obras de captación y recolección de aguas que recorren más de 70 kilómetros lineales. Todas esas obras, las mantenemos durante todo el año para que cuando inicie el período de tormenta, estén en condiciones de recibir esos aportes”, explicó el ingeniero Pablo Rodríguez, director de Hidráulica.
Para muestra, un botón: solo del dique Papagayos retiraron 800 toneladas de basura.
Es imprescindible, para atenuar los inconvenientes, la conservación de la infraestructura de las obras del sistema aluvional, como así también la limpieza y mantenimiento de canales y acequias.
Sin embargo, generar conciencia ambiental en la población no es tarea sencilla: en diciembre del 2024, Hidráulica sacó 120.000 kilos de residuos del colector Boulogne Sur Mer de Las Heras. Sin contar en total la cantidad de basura que la gente vierte en diques, canales y colectores.
En lo que va del año, en 8 operativos de limpieza en el dique y canal Papagayos, la Municipalidad de Capital extrajo 800 toneladas de basura que incluyó desde electrodomésticos viejos hasta neumáticos.
“Nosotros trabajamos todo el tiempo con los municipios para poder retirar esos residuos sólidos urbanos que la gente tira sin conciencia en los colectores aluvionales, generando contaminación ambiental y obstaculizando el paso del agua”, explicó Rodríguez.
Además el director de Hidráulica subrayó que ayudan a las comunas del Gran Mendoza a mantener los colectores pluviales urbanos.
“Las acequias, alcantarillas, los colectores urbanos que son amplios deben estar limpios. Hay municipios que invierten en estas obras porque en un contexto de cambio climático, la problemática de las tormentas en zonas urbanas hay que atenderla con mayor profundidad”.
Por eso es importante que la población entienda que no debe tirar desechos en la vía pública ni en las acequias, ya que, con las lluvias y crecidas, todo eso termina en los colectores, provocando taponamientos y en definitiva poniendo en riesgo a la población.
Barrios y asentamientos en zonas de riesgo aluvional
Mendoza por sus características tiene un marcado riesgo aluvional al haberse desarrollado urbanísticamente en zonas del piedemonte. Matías Dalla Torre, director de Planificación, explicó que el ordenamiento territorial, que es ley desde 2017, es una política de Estado para el Gobierno provincial.
“Hoy en día hay barrios que están en riesgo. Los municipios están haciendo esfuerzos para protegerlos con infraestructura aluvional, como sistema de drenajes que permitan que la situación no sea violenta. La zona del piedemonte del área metropolitana es la más peligrosa porque tiene mayor grado de urbanización. El Challao en Las Heras, Godoy Cruz y Luján de Cuyo, donde hubo una explosión demográfica, es donde más barrios hay en sitios con riesgo aluvional”, explicó el especialista.
Por su parte, Rodríguez relató que hace poco tiempo, en una tarea conjunto entre Hidráulica y la Municipalidad de Capital, sacaron a unos pobladores de Papagayos.
“Es una zona de alto riesgo y pudimos convencer a la gente que ese no era un lugar para vivir”
Para reforzar las zonas de Vertiente del Piedemonte, Chacras de Coria, Las Compuertas, la provincia tiene previsto terminar en diciembre la ampliación del Colector Blanco Encalada. Se trata de un colector del tipo escudo que mejorará la seguridad hidráulica de toda esa zona.
“Si bien las obras de mitigación han acompañado el crecimiento urbano durante décadas, la expansión hacia zonas más elevadas y fuera de la cobertura de defensas existente ha generado nuevos desafíos. Uno de los puntos críticos es la cuenca del río seco Sosa, que descarga hacia sectores urbanos sin infraestructura de control”, explicó Rodríguez.
Por esta razón la provincia lleva adelante la ampliación del colector Blanco Encalada construido en 1996. Con las obras nuevas se podrá trasvasar los caudales de la cuenca alta del Sosa hacia el río Mendoza, incorporando estos flujos al colector que ya existe y aumentando la seguridad hídrica de miles de vecinos del piedemonte ante tormentas extremas.
Esta ampliación viene a complementar y reforzar el sistema aluvional, ya que hay obras como los diques Maure, Frías o Papagayos que presentan signos de envejecimiento y pérdida de capacidad debido a la acumulación de sedimentos.
“Algunas de estas obras tienen más de 80 años como la presa Maure o Papagayos, por lo que con la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) se hará una revisión de sus estados estructurales”, adelantó Rodríguez.
Cartografía social para identificar zonas en peligro de inundación
Como hemos explicado, la zona del piedemonte es la más peligrosa en caso de una gran tormenta, por la cantidad de urbanización que se instaló en las últimas décadas, sin los recaudos aluvionales.
Según la Dirección General de Catastro, entre los intereses del mercado inmobiliario y numerosos casos de edificaciones clandestinas, entre 2003 y 2023, se contabilizaron 19.729.775 m² en el Gran Mendoza.
“Esto requiere de mayor fiscalización, para evitar el crecimiento urbano desordenado en la provincia”, afirmó Dalla Torre.
Es por esto que la Subsecretaría de Infraestructura y Desarrollo Territorial, la Dirección de Hidráulica y Defensa Civil armaron la aplicación Unidad de Gestión de Datos Territoriales que permite a los ciudadanos reportar su estado de situación ante una contingencia climática.
“En 2021 el Gobierno logró que se sancionara la ley 9.414, que es la pauta de manejos de la zona del piedemonte. Detrás de esa norma hay un estudio científico donde participó la comunidad de expertos y el Instituto Nacional del Agua y se pudo determinar el grado de peligrosidad que tiene esa cuenca. Esa información la volcamos en un mapa digital y se puede ir determinando el grado de peligrosidad hidrológica y vulnerabilidad social de cada barrio”.
De esta forma cualquier ciudadano puede ingresar al siguiente enlace para elaborar un mapeo social e identificar las áreas de riesgo de inundación en su barrio y otros inconvenientes que se presenten en una tormenta.
“Con esta cartografía social, en un momento de tormenta, la población puede entrar a nuestra plataforma, que es como un formulario de Google, hay un ícono que dice “cartografía social de riesgo”, donde puede anotar, marcar el punto exacto donde se identifica el lugar que se está inundando. De alguna manera nos permite actuar con mejor precisión en el territorio”, detalló Matías Dalla Torre.
Hidráulica lleva 2.000 toneladas de residuos retirados de cauces en 2025
La Dirección de Hidráulica, dependiente del Ministerio de Energía y Ambiente, retiró más de 2.000 toneladas de residuos de los cauces, colectores aluvionales y canales pluviales urbanos de Mendoza en lo que va del año. Se trata de una labor clave para garantizar el mantenimiento y la limpieza de la red hídrica provincial.
Desde el organismo explicaron que los residuos sólidos urbanos -como basura, ramas, escombros y restos domiciliarios- constituyen la principal causa de obstrucción del flujo natural del agua en los canales. Esta acumulación genera anegamientos y aumenta el riesgo de crecidas, especialmente durante la temporada de lluvias, además de favorecer situaciones de incendio, como el que se registró esta semana en el zanjón Frías.