El proyecto se inició en la UNCuyo

Emprendedores mendocinos idearon un bioempaque para vinos y ganaron un certamen de Wines of Argentina

Obtuvieron la distinción a la propuesta más innovadora en el concurso Vino la Idea y con esto participarán en la feria vitivinícola más importante del mundo

Por UNO

Un equipo de 5 emprendedores mendocinos ideó una original propuesta: un empaque para vinos realizado con residuos de la poda que se biodegradan con la utilización de un hongo y crean un material resistente y aislante, que también pueden ser personalizadas.

El proyecto se denomina embase“4m3.bio" y fue elegido como la presentación más innovadora para la industria vitivinícola en la final del desafío Vino la Idea, un certamen que impulsó Wines of Argentina (WOFA) en colaboración con la UNCuyo, Espacio Lodo y fondos de inversión.

El equipo ganador, integrado por María José Laciar, Kevin Alcalde, Laura Hidalgo, Desiree Lépori y Mike Bravo ganó como premio la participación en la feria Vinitech-Sifel que se realizará entre el 26 y el 28 de noviembre, en Burdeos, Francia.

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Modelo de biempaque.

Modelo de biempaque.

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Por qué los emprendedores mendocinos idearon este empaque ecológico

“A nosotros nos atrajo resolver el problema de cómo gestionar o añadirle valor agregado a los residuos que genera la industria. En ese sentido, empezamos a descartar ideas que ya se encararon o residuos que era muy caro gestionarlos. Y en base a ello, llegamos a esta iniciativa de poder combinar hongos con residuos de poda y obtener estas biocajas que se usan para almacenar vinos”, contó acerca de cómo empezó todo María José Majo Laciar, egresada de la Facultad de Derecho de la UNCUYO e integrante de “4m3.bio”.

El certamen, enmarcado en el Programa Integral de Sostenibilidad para el Vino Argentino Sustenta Vitis, desarrollado por WOFA y con apoyo de la Unión Europea, apuntó a generar soluciones sostenibles en varias etapas que incluyeron capacitaciones y un proceso de incubación con la UNCUYO.

Durante 6 meses, la Incubadora de Empresas de la UNCUYO acompañó a los equipos que participaron del desafío generando espacios de encuentros necesarios para aplicar herramientas, programas, talleres, instancias de formación y validación, para que cada equipo presentara su idea frente al jurado, que eligió al grupo ganador destacando su impacto ambiental y su potencial de innovación en el ámbito del vino.

“A través del proceso de incubación tuvimos la oportunidad de estructurar el proyecto, guiar al equipo, saber qué rol puede cumplir cada uno, la cuestión legal y de financiamiento, aspectos de propiedad intelectual y temas de motivación, que nos dio una visión general para encararlo. Nos ayudó a cómo darle forma a la idea para poder presentarla a un jurado. Ahora viene todo el desafío del desarrollo del diseño y la investigación, y para ello necesitamos financiamiento y apoyo para poder luego comercializar, salir al mercado y encontrar clientes y compradores”, sostuvo entusiasmada la abogada de la universidad.

La UNCUYO es la casa de Majo y lo va a ser siempre. Desde el colegio Martín Zapata, pasando por los deportes que hizo en el club, la formación académica en la Facultad de Derecho, la posibilidad de intercambio internacional, hasta las amistades y profesores que tuvo. Así lo siente. “El nivel de exigencia que tengo y aplico a cada proyecto, o quiero ver reflejado en lo que hago lo aprendí en la universidad. Todas esas herramientas hicieron que pudiera aplicarlas en este proyecto, me trajeron hasta acá”, expresó Laciar.

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Otra forma del biempaque.

Otra forma del biempaque.

El emprendimiento y su proceso productivo

“4m3.bio” promueve la sostenibilidad en el packaging de la industria del vino al transformar residuos de poda en biocajas hechas con hongos, que al mismo tiempo son aislantes, resistentes, compostables, y hasta pueden personalizables. Así, ofrece una alternativa sostenible que además se puede adaptar a la demanda de cada cliente. De este modo, la idea soluciona tanto la necesidad de tener packaging sustentable como la del tratamiento de los residuos vitivinícolas.

Su creación: se recogen los residuos de la poda. Luego se aplica el inóculo del hongo, utilizando como componente el micelio. Una vez obtenida esta combinación se coloca en moldes, como parte del proceso de cultivación de las cajas. Se da un plazo para que se le dé forma. Luego de ese proceso se deja reposar unos días y estarán listas para comercializar y distribuir, diseñadas y personalizadas según las necesidades de la industria, ya sea para una botella, dos, seis o una docena.

Fuente: UNCuyo.