El cónclave para la elección de un nuevo Pontífice comenzará el próximo 7 de mayo en la Capilla Sixtina, en El Vaticano, con el voto de los 134 cardenales menores de 80 años habilitados para emitir su voto.
El cónclave para la elección de un nuevo Pontífice comenzará el próximo 7 de mayo en la Capilla Sixtina, en El Vaticano, con el voto de los 134 cardenales menores de 80 años habilitados para emitir su voto.
Tras la muerte del papa Francisco, la gran incógnita en la Iglesia Católica pasa por saber qué nombre adoptará el próximo Papa, aunque la tradición y las especulaciones ofrecen pistas sobre las posibles opciones que podría adoptar en nuevo jefe del catolicismo.
A partir del siglo VI, se hizo costumbre que el nuevo pontífice elija un nombre diferente al suyo, en honor a un santo o a un Papa anterior cuya vida y obra le haya provocado admiración. La elección del nombre suele poner de manifiesto la visión y prioridades que el nuevo Papa desea imprimir a su pontificado.
En el caso de Jorge Mario Bergoglio, el Papa argentino optó por el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, símbolo de humildad y compromiso con los pobres.
A lo largo de la historia, algunos nombres del Papa fueron recurrentes.
Curiosamente, el nombre Pedro, correspondiente al primer Papa, nunca fue reutilizado por un sucesor, posiblemente por el respeto a su figura fundacional, por tratarse del primer Pontífice de la historia.
Además, Francisco, el nombre elegido por Bergoglio, ha sido único hasta ahora, y Juan Pablo I fue el primero en optar por una denominación compuesta.
Las casas de apuestas comenzaron a especular después del fallecimiento de Francisco, no solo sobre quién será el próximo Papa, sino también sobre el nombre que adoptaría en nuevo Pontífice. Hay algunos nombres con mayores probabilidades de acuerdo a las apuestas.
Esos posibles nombres reflejan una mezcla de continuidad y homenaje a pontífices recientes.
El propio Papa Francisco bromeó en 2021, al afirmar que su sucesor podría adoptar el nombre de Juan XXIV, en homenaje a Juan XXIII, conocido como "el Papa bueno". Esta declaración alimentó en los últimos días las especulaciones sobre la posibilidad de que el próximo pontífice elija ese nombre.
Más allá de que es imposible saber con certeza en este momento el nombre que adoptará el próximo Papa, la tradición, las preferencias personales y el deseo de enviar un mensaje al mundo podrían influir en su elección. La decisión final está en manos de los cardenales que se reunirán a partir del 7 de mayo en la Capilla Sixtina.