La clave para una albahaca siempre fresca es evitar que florezca demasiado pronto, ya que esto puede afectar el crecimiento de sus hojas. Para ello, se recomienda cortar las puntas superiores regularmente, lo que estimula la aparición de nuevos brotes y mantiene la planta en constante producción.
En cuanto al riego, la albahaca necesita un equilibrio: demasiada agua puede pudrir sus raíces, mientras que la sequía prolongada debilita la planta. Lo ideal es mantener la tierra húmeda, pero sin encharcarla, regándola preferiblemente en las primeras horas de la mañana o al atardecer para evitar la evaporación rápida del agua.
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Trucos caseros imprescindibles para que tu planta de albahaca crezca sana
Si quieres que tu albahaca se mantenga fuerte y en óptimas condiciones, ten en cuenta estas recomendaciones esenciales:
- Ubicación estratégica: Coloca la maceta en un lugar con al menos seis horas de luz solar diaria.
- Tierra bien drenada: Usa una mezcla de sustrato con buen drenaje para evitar el exceso de humedad.
- Poda regular: Retira las flores y corta las puntas para favorecer el crecimiento de nuevas hojas.
- Evita el frío extremo: La albahaca es sensible a las bajas temperaturas, así que protégela en invierno.
- Fertilización natural: Agrega compost o abonos orgánicos cada dos semanas para potenciar su desarrollo.