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El rey del fútbol callejero tiene 77 años y se pasea por el Parque Central de Mendoza

Juan Carlos Peruzzo ni siquiera tenía pelota. Pero cuando nació el primero de sus nietos varones, decidió conseguir una. Hoy pela su magia en el Parque Central

Esta es una historia sencilla, que empieza con un hombre de 77 años jugando a la pelota. Otros salen a caminar, se van a las termas de Río Hondo, se obsesionan con el bingo: en cambio lo de Juan Carlos Peruzzo es el fútbol en primera persona. Día por medio se lo ve recorrer el Parque Central concentrado cual monje zen, haciendo jueguito con una habilidad que lo sorprende incluso a él.

"La verdad, no tengo explicación", dice este atípico jubilado cuando le preguntan cómo hace. Alguna vez a alguien se le ocurrió grabarlo y el casi anónimo virtuoso del balón se volvió viral en TikTok. Luego regresó a su perfil bajo, donde se siente cómodo. Aquí, un ejemplo de su arte:

Embed - Juan Carlos Peruzzo, un crack de 77 años que la rompe en los parques de Mendoza.

El jubilado que hace "jueguito" en el Parque Central

Ajeno a la exposición, Juan Carlos ofrece un relato sin veleidades: "El cambio vino cuando yo tenía 53 años e iba a nacer mi primer nieto. Entonces sentí que quería jugar al fútbol con él y me compré una pelota", repasa.

De joven había jugado en Huracán Las Heras -es hincha de ese club y del otro Huracán, el de Parque Patricios-; pero después su existencia discurrió por otras vertientes. Trabajó de administrativo en oficinas y, como sabía de construcción y metalúrgica, se animó a montar su propio emprendimiento.

A lo largo de muchos años, madrugones y salarios, el fútbol siguió como una melodía de fondo. Después volvió con todo.

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"Soy un tipo natural. No fumo, no tomo y cocino mi propia comida", dice Juan Carlos Peruzzo cuando le consultan sobre la fórmula para sentirse tan joven a los 77 años.

Los dones del fútbol o cómo llegar bien a los 77

No está solo. Juan Carlos tiene 8 nietos: dos mujeres y seis varones. Pero además, la gente lo rodea en el Parque Central.

"Soy un tipo natural. No fumo, no tomo y me gusta cocinar mi propia comida. Y lo del fútbol es un don ¿Viste que a veces ves jugadores internacionales y decís 'qué bárbaro lo que hace este tipo'. Bueno, quizás a mí me llegó eso mismo a los 53 años, cuando hacía más de una década que no tocaba una pelota", analiza.

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Juan Carlos dice que

Juan Carlos dice que "no sabe" cómo le salen tantas cosas cuando agarra la pelota de fútbol.

Recuerda que para jugar con aquel primer nieto se compró un fútbol color negro: "Ni siquiera tenía pelota, imaginate. Cuando la tuve me dije: 'Me la voy a empezar a llevar al parque, qué sé yo'. Y empecé a ver que me salían cosas que no me explicaba que me salieran. Me iba al Parque San Martín y daba la vuelta al lago haciendo payanitas. Ahora hace 24 años que ésta es mi actividad física".

En el Parque Central ya lo conocen y, de hecho, apenas Juan Carlos aparece por la explanada ya tiene a fans de todas las edades que se acercan para mirarlo o jugar con él.

"Acá soy amigo de todos. Desde los más grandes hasta los más chiquitos", se alegra el crack.

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"Acá soy amigo de todos", dice el casi anónimo crack del Parque Central.

El deporte ha sido, además, una forma de sobrellevar la viudez desde hace casi cuatro años. "Dado que acá me despejo, el parque fue como mi segunda casa, junto con la música", confiesa Juan Carlos, que como si todo lo anterior fuera poco también es cantante melódico.

Cada tanto, da la vuelta entera a la cuadra haciendo cosas como estas:

Embed - Juan Carlos Peruzzo, 77 años: el rey del fútbol callejero en Mendoza.

La vida (y el fútbol) te dan sorpresas

El final de la entrevista con Diario UNO coincide también con el final de un día de verano. Atardece. Inevitable preguntar qué pasó con aquel primer nieto que motivó la compra de la pelota. "Se volvió basquetbolista", cuenta Juan Carlos, divertido. "Más tarde lo intenté con otro nieto: se volvió jugador de vóley", remata.

La última ficha la pone en el nieto más chiquito, que anda por los 10 años. "Con ese puede ser que suceda lo del fútbol. Es muy bueno", se enorgullece el abuelo, aunque -como él demuestra semana tras semana- lo importante es jugar.

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