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El país de América del Sur con un ejército que Estados Unidos admira: un entrenamiento único en el mundo

Un país de América del Sur desarrolló un ejército altamente admirado por operar en uno de los entornos más extremos del planeta

En el corazón de América del Sur, existe un país cuyo ejército despierta admiración y atención entre las mayores potencias militares del mundo. No por su tamaño ni por su despliegue global, sino por algo mucho más difícil de dominar, su capacidad para operar donde casi nadie puede hacerlo.

Este ejército de América del Sur entrena en uno de los territorios más hostiles, vastos y complejos del mundo, en su principal escuela militar. Y ese conocimiento extremo no pasó desapercibido. Hoy, incluso Estados Unidos observa de cerca cómo se entrenan y operan sus tropas especializadas.

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El país de América del Sur con un ejército que Estados Unidos admira: un entrenamiento único en el mundo

En lo profundo del Amazonas, donde la humedad lo cubre todo y el verde parece infinito, funciona el Centro de Instrucción de Guerra en la Selva (CIGS), con sede en Manaos. Allí se forma una de las fuerzas más respetadas de América del Sur y del mundo. No es un entrenamiento convencional, es una transformación total del soldado.

La selva no perdona errores. Avanzar un solo metro puede llevar varios minutos. El calor agota sin avisar, los insectos atacan sin pausa, el agua rara vez es cristalina y la orientación se vuelve un desafío permanente. En ese escenario, el enemigo no siempre es humano, muchas veces es el entorno mismo.

Según la Guardia Nacional Aérea de Estados Unidos, este tipo de formación es única en el mundo. La selva amazónica no se estudia desde manuales, Se aprende caminándola, equivocándose y resistiendo. Por eso, Brasil se volvió una referencia internacional en operaciones en ambientes extremos.

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Las misiones de ejército de América del Sur

Pero la misión del ejército de este país de América del Sur va mucho más allá del combate. Sus tropas cumplen un rol clave en la protección de fronteras remotas, el apoyo a comunidades indígenas, la lucha contra el narcotráfico, la vigilancia de ríos que funcionan como verdaderas autopistas clandestinas y la preservación de la integridad territorial de un país cuya Amazonía es más extensa que toda Europa occidental.

En regiones de América del Sur, donde no existen caminos ni infraestructura, son los soldados, las balsas y los helicópteros los que llevan vacunas, alimentos y presencia del Estado. Allí, el uniforme militar no solo representa defensa, sino también conexión y supervivencia.

Ese aprendizaje silencioso es el que convirtió a Brasil en un país con un ejército observado, estudiado y admirado incluso por potencias como Estados Unidos. En un mundo cada vez más complejo, dominar el entorno puede ser tan estratégico como dominar las armas.