Además, en el mismo predio, un vagón de tren transformado en museo ferroviario con elementos antiquísimos recibe visitantes para difundir esa actividad y generar conciencia sobre la importancia de ese transporte de cargas y pasajeros.
También previamente denominado de Vías y Obras, el edificio integró un conjunto edilicio de gran valor patrimonial junto con la Terminal de Pasajeros –luego destruida por un incendio– y el área de Tráfico (en Las Heras y Villalonga).
Patrimonio Cultural municipal
Esos edificios estuvieron activos hasta el 10 de marzo de 1993, cuando el tren 512 de El Cuyano (del Ferrocarril General San Martín) salió por última vez desde la Estación Mendoza y la provincia perdió así el servicio ferroviario de pasajeros.
Posteriormente, el 25 de agosto de 2009, las tres instalaciones y la garita situada en la intersección de las avenidas Las Heras y Belgrano fueron declaradas “integrantes del Patrimonio Cultural de la Ciudad de Mendoza”, a través de la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia de la ordenanza municipal Nº3.750 de la Comuna de Capital.
Esta disposición ordenó incluir esas construcciones “en el Registro del Patrimonio Cultural” del Municipio y destacó que “los edificios mencionados se refieren exclusivamente a los construidos en material, excluyendo la superficie de terrenos aledaños”.
Gran impacto del ferrocarril
Los primeros dos trenes llegaron a la Estación Mendoza –a instancias del Estado nacional– el 7 de abril de 1885 para trasladar desde Rosario (Santa Fe) al entonces presidente Julio Roca y su comitiva, de la cual formaban parte tres funcionarios que posteriormente también serían mandatarios nacionales: Miguel Ángel Juárez Celman, Luis Sáenz Peña y su hijo Roque Sáenz Peña.
El impacto que causó el arribo del ferrocarril a nuestra provincia fue de mucha magnitud ya que permitió cubrir un viaje desde Buenos Aires en apenas 48 horas, cuando solo existían carretas para hacerlo y mediante un periplo que demoraba tres meses entre la ida y la vuelta. Asimismo, en poco tiempo, los vagones comenzaron a trasladar el equivalente a la carga de quince transportes de tracción a sangre.
En cuanto a lo estratégico, significó que esa dinámica vinculación de Mendoza con el este permitiera establecer un flujo comercial con el Litoral argentino que comenzaría a remplazar a la hasta entonces predominante vinculación de la provincia con Chile, ruta esta que recuperaría su protagonismo en 1910 con la habilitación del Ferrocarril Trasandino.