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El ejército que opera en la selva más inaccesible del mundo: así es su duro entrenamiento

Donde parece que el mundo se acaba, Brasil mantiene un ejército que ha hecho de la selva su hogar, su disciplina y su identidad

En lo profundo de la Amazonas, donde la selva se vuelve un laberinto de humedad, silencio y vida indomable, opera un ejército único en el mundo que casi parece parte del propio bosque.

Se trata del Centro de Instrucción de Guerra en la Selva de Brasil (CIGS), la fuerza que entrena y despliega a los soldados capaces de moverse en la selva más inaccesible del mundo. Te contamos como se entrenan y los desafíos a los que se enfrentan.

Centro de Instrucción de Guerra en la Selva de Brasil (CIGS) (1)

El ejército que opera en la selva más inaccesible del mundo: así es su duro entrenamiento

El Amazonas no perdona errores. La vegetación es tan densa que un movimiento de un metro puede tomar minutos. El calor es un enemigo invisible. Los insectos, el agua turbia, las serpientes y la distancia infinita entre un punto y otro convierten cada misión en un desafío físico y mental. Y, sin embargo, en ese territorio que para muchos sería infranqueable, las tropas brasileñas encuentran su propio orden.

El CIGS, con sede en Manaos, entrena desde hace décadas al ejército en supervivencia extrema, navegación fluvial, combate cuerpo a cuerpo, medicina improvisada y adaptación total al entorno. Es un entrenamiento tan exigente y único en el mundo que solo una fracción de los aspirantes logra graduarse.

Las pruebas incluyen atravesar pantanos, enfrentar días con mínima comida, dormir en hamacas bajo lluvia perpetua y orientarse en una selva que parece idéntica en todas direcciones.

Centro de Instrucción de Guerra en la Selva de Brasil (CIGS)

Pero el ejército no está allí únicamente para el combate. Su misión también es proteger fronteras remotas, asistir a comunidades indígenas, combatir el narcotráfico, vigilar ríos que son verdaderas autopistas clandestinas y preservar la integridad territorial de un país cuya Amazonía cubre un área mayor que toda Europa occidental. En zonas donde no hay caminos, son los helicópteros, las balsas y los propios soldados quienes llevan vacunas, alimentos o presencia del Estado.

La selva, sin embargo, es la verdadera instructora. Obliga a cada militar a moverse con humildad, a escuchar antes de avanzar, a comprender que el enemigo puede ser visible o silencioso. En ese aprendizaje, las tropas brasileñas construyeron reputación en todo el mundo, pocos ejércitos opera con tanta solvencia en un territorio tan hostil.

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