Si alguien te dijera que Albert Einstein, el genio de la relatividad, fue considerado para ser presidente de un país, seguramente levantarías las cejas con asombro. Pero sí, ocurrió: en 1952.

Poco después de la muerte del primer presidente de Israel, Chaim Weizmann, el mundo fue testigo de un hecho curioso y poco conocido de la vida de Albert Einstein: fue invitado a ocupar la presidencia de este país.

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La oferta de Eban resaltó la admiración del pueblo israelí por Einstein y lo instó a considerar el potencial intelectual y espiritual de la nación. 

La oferta de Eban resaltó la admiración del pueblo israelí por Einstein y lo instó a considerar el potencial intelectual y espiritual de la nación.

El día que Albert Einstein fue invitado a ser presidente de Israel

La invitación llegó como un gesto de admiración y respeto. Israel era un país joven, nacido apenas unos años antes en 1948, y buscaba figuras que encarnaran valores de ética, cultura y visión internacional. Para muchos líderes israelíes, Albert Einstein representaba no solo un símbolo de inteligencia y prestigio, sino también un ejemplo de integridad moral y compromiso con la humanidad.

Por esto no fue un gesto simbólico, ni mucho menos: se trataba de una propuesta real y meditada, consultada entre los grandes cargos. La carta pelaba a que Einstein representaba una “gran figura moral y científica para el pueblo judío y para el mundo entero”.

Sin embargo, la propuesta sorprendió al propio Albert Einstein. Con su característica humildad y honestidad, el físico rechazó la oferta. Argumentó que carecía de la experiencia necesaria para ocupar un cargo político y que su verdadera vocación estaba en la ciencia. En una carta dirigida al entonces primer ministro de Israel, David Ben-Gurión, Einstein escribió que aunque se sentía profundamente honrado, no se consideraba capaz de liderar un país y que prefería dedicarse a la investigación y la educación.

Albert Einstein
A lo largo de su vida, Einstein demostró constantemente su apoyo al Estado de Israel.

A lo largo de su vida, Einstein demostró constantemente su apoyo al Estado de Israel.

Albert Einstein y el rechazo a la invitación de ser presidente

Lo que resulta fascinante de esta historia no es solo la invitación en sí, sino lo que refleja sobre la figura de Albert Einstein. Era un hombre que combinaba genialidad científica con conciencia social y compromiso humanitario. A lo largo de su vida, Einstein se manifestó en favor de los derechos humanos, la paz mundial y la justicia social. Y aunque nunca quiso ser presidente, su influencia trascendía cualquier cargo político: sus ideas y su ética continuaban inspirando a millones de personas en todo el mundo.

Hoy, esta anécdota sigue sorprendiendo. Nos recuerda que la grandeza de Einstein no se limitaba a la física; su reputación moral y cultural lo convirtió en un referente internacional. Y aunque nunca ocupó un despacho presidencial, su vida y sus acciones demostraron que a veces el poder verdadero reside en la capacidad de inspirar y educar, más que en cualquier título oficial.

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