Juliana Baldini, autora del libro, y su hijo e inspiración, Tomás.
“Recuerda ser amable con los demás, no es fácil vivir con alergias alimentarias ni con cualquier otra condición de salud”, señala la primera página del libro de Juliana Baldini, mamá, mendocina y empresaria quien, en un esfuerzo por concientizar y educar a las nuevas generaciones sobre la importancia de esta temática, decidió compartir su experiencia personal con su hijo Tomás, quien padece severas alergias alimentarias a múltiples alimentos. Lo hizo a través de su libro"¿Puedo comer sin riesgo?", presentado recientemente en Chile.
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Tomás tiene 12 años y sufre alergias alimentarias. Aquí, con la mamá y la hermana.
Dirigido a niños, adolescentes y adultos, el libro narra la historia de Tomás, que hoy tiene 12 años, desde la perspectiva de su hermana mayor, Agustina.
Tomás sufrió su primera reacción alérgica a los pocos meses de nacido y, desde entonces, ha enfrentado riesgos de vida debido a sus alergias, aunque actualmente se encuentra estable gracias a un estricto tratamiento. En este contexto, la obra también ofrece herramientas y consejos prácticos para gestionar estas condiciones.
“Tomi es mi hermano menor. Tiene 11 años, 3 menos que yo. Él puede ser cariñoso y demasiado activo a veces. Tomi adora jugar al fútbol y al básquet, leer y barrenar en el mar. También le gusta estar en familia, tocar la batería, jugar a la computadora, ir al colegio y divertirse con amigos. Tomi es igual a un niño de su edad. Excepto una cosa. Tomi tiene alergias alimentarias”, comienza.
Así, "Juli", impulsada por el amor y la necesidad de proteger a su hijo, busca crear un espacio donde se pueda hablar abiertamente sobre las alergias, derribando mitos y proporcionando información esencial para la seguridad y bienestar de quienes las padecen. Con la reciente publicación de su libro en Chile, la autora tiene grandes planes para divulgar su mensaje a Mendoza, donde espera alcanzar a más familias y educar a los jóvenes sobre este tema crucial.
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El libro para concientizar sobre los beneficios de comer sano.
“Fue un trabajo arduo, realizado con la colaboración de un diseñador y una editora, para que el libro sea ágil tanto en sus ilustraciones como en su contenido. Es un tema que vale la pena difundir para seguir generando concientización y apoyo. Es un libro que puede ayudar a muchas familias”, relató a UNO.
La inclusión de "Agus", su hija de 15 años, no fue casual. “Ella ha sido un apoyo fundamental en todo momento, ofreciendo la palabra justa y el abrazo necesario a su hermano en momentos difíciles. Por eso, aunque el libro lo escribí yo, la narración es de su voz como hermana mayor y apoyo incondicional”, explica Juliana.
"Puedo comer sin riesgo" consta de 46 páginas con ilustraciones acertadas y coloridas. El protagonista, por supuesto, es Tomás, lo que llevó a Juliana a dirigir la obra hacia un público infantil y adolescente. Así, el libro describe el día a día de Tomás, al tiempo que explica detalladamente en qué consiste la anafilaxia. "Juli" amplía: “La anafilaxia significa que el cuerpo confunde cuando ingiere algunos alimentos y los ve como una amenaza. Como consecuencia puede generarle uno o varios síntomas que pueden poner en riesgo su vida”.
Ejemplifica: “Precisamente el momento que suele ser de relajación para todos, donde la comida está en el medio, para Tomás representa una alerta”.
La primera señal de alerta que dio Tomi
El bebé tenía 4 meses y medio cuando, jugando en una alfombra junto a su hermana, se llevó a la boca restos de una galleta. “La reacción fue inmediata, y pensamos en varias posibilidades. En medio del susto, llevé al bebé, que estaba todo hinchado, a la clínica. Parecía que iba a explotar”, recuerda Juliana.
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Tomi en una de las tantas campañas de concientización sobre la condición que sufre.
“Nunca me dijeron que podría haber un rebote antes de las 72 horas. Efectivamente, sucedió, y tuvimos que regresar volando a la clínica. Supimos que había algo raro que debíamos estudiar”, rememora. Más tarde, en una pizzería de Chile, el contacto con la harina suspendida en el aire también provocó una reacción inmediata. “Fuimos corriendo al hospital apenas lo vimos rascarse”, evoca. “Fue directo al shockroom”.
Cada uno de estos episodios generaba un impacto emocional en toda la familia, que observaba el "caos" de enfermeras y médicos actuando rápidamente. “Dimos con el médico indicado que nos brindó tranquilidad desde el primer momento”, recuerda Juliana, y añade que es el mismo profesional que atiende a su hijo hasta el día de hoy.
No fue hasta 2021 que Tomi pudo acceder a profesionales en Estados Unidos. Desde entonces, sigue un riguroso tratamiento con excelentes resultados. “Hoy lleva una vida normal, asiste a la escuela, practica fútbol y consume una dieta variada, incluso nueces, maní y huevos, alimentos que antes le provocaban reacciones. Con este tratamiento, su cuerpo aprende a tolerar algunos alimentos”, explica.
Desde entonces, viaja al país del norte al menos cuatro veces al año. “Es un desgaste de todo tipo, pero estamos decididos a mejorar su calidad de vida”, advierte.
La moraleja del libro que escribió con amor y dedicación es el poder de la resiliencia. “No dejarse vencer, rodearse de personas comprensivas y, especialmente, aprender a cuidarse. Hay días buenos y otros no tanto, pero el desafío es continuar luchando, siempre desde el amor”, concluye la mamá.
