Los resultados del análisis de resonancias magnéticas a 80 participantes revelaron que el tipo específico de grasa corporal tiene mayor relevancia que el índice de masa corporal tradicional utilizado durante décadas.
La grasa visceral, ubicada en las profundidades del abdomen rodeando los órganos, demostró tener efectos diferentes a los de la grasa subcutánea que se acumula debajo de la piel y representa la mayor parte del tejido adiposo en el cuerpo.
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El descubrimiento puede ayudarnos a prevenir la aparición de Alzheimer.
Este nuevo enfoque permitió establecer que la proporción entre grasa visceral y subcutánea explica el 77 por ciento del efecto del IMC elevado sobre la acumulación de amiloide en el cerebro.
"Hasta donde sabemos, nuestro estudio es el único que demuestra estos hallazgos en la mediana edad, donde nuestros participantes están a décadas de desarrollar los primeros síntomas", destacó Dolatshahi.
Las técnicas de imagen avanzada permitieron a los investigadores distinguir con precisión entre los diferentes tipos de tejido adiposo presentes en el cuerpo humano.
Los patrones de acumulación de grasa visceral mostraron una correlación directa con la presencia de marcadores cerebrales asociados al desarrollo futuro de enfermedades neurodegenerativas.
El complejo vínculo con el metabolismo
Durante las investigaciones apareció una conexión entre niveles más bajos de colesterol HDL y una mayor presencia de amiloide en el cerebro de los participantes, un hallazgo que abre nuevas líneas de investigación.
Los científicos encontraron que la grasa visceral influye directamente en la producción de colesterol, un factor previamente vinculado con la demencia y otras condiciones neurológicas.
"El resultado crucial es que las proporciones más altas de grasa visceral profunda en personas de 40 o 50 años están asociadas con grupos de proteínas amiloides en el cerebro", explicó la autora principal del estudio.
Las personas evaluadas con mayor proporción de tejido adiposo visceral también mostraron niveles reducidos de insulina, una condición que podría acelerar la contracción cerebral según investigaciones previas.
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Tener poca grasa abdominal es una buena señal para el futuro.
La resistencia a la insulina apareció como un factor relevante en el estudio, ya que investigaciones recientes demostraron que esta condición puede acelerar la reducción del volumen cerebral.
Los marcadores biológicos identificados en el estudio podrían convertirse en herramientas preventivas fundamentales para el diagnóstico temprano de enfermedades neurodegenerativas.
El equipo de especialistas sugiere que estos hallazgos podrían revolucionar la forma en que se evalúa el riesgo de desarrollar Alzheimer en personas de mediana edad.
La Sociedad Radiológica de América del Norte recibió con gran interés estos resultados durante su conferencia anual de 2024, donde los expertos destacaron su potencial impacto en la medicina preventiva.
Los próximos pasos en la investigación incluirán el seguimiento a largo plazo de los participantes para confirmar la precisión de estos marcadores tempranos.
Las implicaciones de este descubrimiento podrían extenderse más allá del Alzheimer, abriendo nuevas perspectivas sobre la relación entre la composición corporal y la salud cerebral.