Un exhaustivo análisis arqueológico realizado sobre los moldes de yeso de los fallecidos en la ciudad de Pompeya ha revelado al menos un descubrimiento inesperado. La investigación, encabezada por especialistas de la Universidad de Valencia, identificó mediante el estudio de las tramas textiles que al menos cuatro de los individuos analizados portaban pesadas vestimentas y capas de lana al momento de su fallecimiento.
Descubrimiento confunde a los científicos: ¿hacía frío en Pompeya cuando hizo erupción el Vesubio?
El reciente descubrimiento de prendas de lana en las víctimas de Pompeya cuestiona si la temperatura era baja durante la erupción
Este descubrimiento resulta sumamente llamativo debido a que la erupción del monte Vesubio se sitúa tradicionalmente el 24 de agosto del año 79 d. C., una época del año en la que la región italiana de Campania suele registrar temperaturas caniculares extremadamente elevadas.
El debate sobre la fecha de la erupción del volcán
La identificación de estas prendas ha reavivado una antigua controversia científica sobre el momento cronológico exacto en que el volcán entró en su fase de actividad destructiva. Si bien los documentos históricos de Plinio el Joven, quien fue testigo ocular de la tragedia, fechan el evento a finales de agosto, el uso de mantos gruesos sugiere a una parte de la comunidad académica la posibilidad de que la catástrofe ocurriera en realidad durante meses más fríos de otoño.
No obstante, otros historiadores argumentan que la lana era la fibra textil predominante en la Antigua Roma por ser resistente y económica, constituyendo casi el 90% de la ropa disponible en aquel periodo, por lo que su utilización masiva no necesariamente confirmaría un clima gélido o un cambio en la fecha estacional.
Protección y materiales analizados tras el descubrimiento
Otra hipótesis fundamental planteada por los arqueólogos sugiere que los ciudadanos habrían recurrido a estas túnicas no por una cuestión térmica, sino como un elemento de seguridad improvisado frente a la lluvia de materiales piroclásticos.
Las capas gruesas de lana podrían haber funcionado como un escudo rudimentario contra las cenizas incandescentes y los vapores tóxicos emanados por el volcán durante las dieciocho horas que duró la erupción. El estudio detallado de los tejidos impresos en el yeso, técnica que permite ver la huella de la ropa siglos después, demuestra que tanto las personas halladas en el interior de los edificios como aquellas que intentaron escapar a campo abierto vestían indumentarias similares.
Esto indica que la elección del vestuario fue una constante entre las víctimas, independientemente de su nivel socioeconómico o de su ubicación final en el yacimiento arqueológico, dejando abierta la incógnita sobre si el frío o el miedo dictaron la forma de vestir aquel último día.





