Uno de los países que fue más castigado por la pandemia mundial del coronavirus fue Italia, que ha tiene más de 250 mil infectados, y sumó 33.950 muertos. Sin embargo, el país europeo logró torcer su destino y cambiar el rumbo respecto a la propagación del Covid-19, y hoy ya está comenzando a dejar atrás el aislamiento social y allí, desde el primer día estuvo una mendocina, que viajó con su pareja buscando nuevos horizontes. Ella es periodista, se llama Sofía Bordón, y cuenta su experiencia y cómo es el hoy en la península itálica en "fase 3".
Te puede interesar: ProCreAr 2020, asíse amplió el crédito, cómo inscribirse y los últimos ganadores
Sofía Bordón, ex periodista de Diario UNO y Radio Nihuil viajó con su novio, el deportista Emiliano Scalco buscando ampliar horizontes, y se encontraron con el inicio de una pandemia y posterior cuarentena feroz, que los obligó a dejar en el bolso los sueños de conocer la cuna de una de las más grandes civilizaciones humanas. Afortunadamente ya comenzó a estar en bajante la marea de contagios del coronavirus, y Sofi y Emi pudieron salir al sol europeo. "Dos meses después que llegamos, y con la suerte de no habernos enfermado, pudimos salir a conocer y viajar por la región -es lo que permitían- y así conocí la parte antigua de la ciudad de Roma, que quedaba a 50 minutos de donde vivíamos, pero con la cuarentena sólo íbamos al supermercado, y con un poco de miedo, es la salud de uno. Fui dos veces, entre semana, y prácticamente no había gente", contó la mendocina, también jugadora de hockey, artista plástica y diseñadora.
"Charlando con la dueña de un café donde nos sentamos a tomar algo, nos contó que el coronavirus mató al turismo, y ellos depende exclusivamente de él. Los museos han estado cerrados hasta esta semana pasada, que abrió el del Vaticano", explicó Sofía.
Un viaje soñado que casi fue pesadilla
"Vine en marzo a acompañar a Emiliano, mi novio, que juega al hockey y tenía contrato con un club de Roma. Yo también vine a jugar hockey pero no conseguí equipo para esta temporada, pero decidí venir igual. Por suerte a Emiliano le daban un departamento la gente del club. También le pagan un sueldo, y a pesar de la cuarentena se lo respetaron, así que hasta el 31 de mayo estuvimos ahí. De todos modos fue fantástico poder sacarme una foto en la Fontana di Trevi sin nadie alrededor", confesó la periodista viajera.
"Ya este domingo pasado pude ir de nuevo, y al no ser día laboral, ya se mostraba distinto, no quiero imaginar cuando viene el turismo a full, en el verano; debe ser una locura", expuso sobre este "revivir" de los italianos.
No hubo soluciones mágicas, y el peligro de rebrote de la pandemia está siempre latente, y así lo percibió Bordón en Roma. "Una pena lo que se está viviendo. Está todo caldeado; políticamente, económicamente, y también en cuanto a la salud. Ojalá que para septiembre haya evolucionado todo".
El viaje que tanto habían planeado con su pareja, casi se trunca y hasta vivieron ambos el temor de contagiarse la enfermedad que azota al planeta. "La verdad es que con otros chicos argentinos nos reíamos un poco y decíamos que es como para "poner en el currículum" haber sobrevivido una pandemia en Roma, con tanta cantidad de muertos. Lo bueno es que se tomaron las medidas necesaria y la gente lo respetó", detalló sobre la fase de pandemia dejada atrás, para agregar: "Por eso ahora está todo funcionando casi con normalidad. Ya se puede usar el transporte público, ya abrieron los balnearios en la costa, aunque hay poco gente, veremos como están en julio o agosto".
"Llegamos el 10 de marzo, el día en que empezó la cuarentena oficial en Italia, que en ese momento era el país con mayor cantidad de casos de coronavirus. En este momento tiene más de 30 mil muertos" recordó Sofía sobre la llegada, que fue muy alejada de lo que habían soñado con su novio.
La angustia no fue sólo generada en la pandemia por pensar en la propia salud, sino también en quienes dejaron atrás en Mendoza. "Fue muy difícil dejar a nuestros viejos tranquilos. Por suerte nosotros dos vinimos con asistencia médica (contratada) y no la tuvimos que usar, gracias al Universo, que no nos contagiamos. Salimos muy pocas veces al supermercado, ya desde un comienzo era obligatorio acá el uso de barbijos y guantes, y sólo ingresaba una persona por familia".