Quienes practican yoga a diario encuentran distintos beneficios a través de un equilibrio entre el cuerpo y la mente. Además de generar bienestar emocional y fortalecer las articulaciones, previniendo lesiones óseas y también musculares, algunas posturas nos ofrecen un plus. Un claro ejemplo es la asana Shashankasana, la cual mejora la salud del corazón.
Esta postura de yoga mejora la salud del corazón.
Shashankasana o postura del conejo, la asana de yoga que cuida la salud del corazón
En el mundo del yoga podemos encontrar diversas posturaspara distintos objetivos. En este caso, especialistas recomiendan practicar la asana Shashankasana, la cual garantiza una mejora en la salud coronaria, al mismo tiempo que fortalece la columna y previene lesiones.
Conocida también como postura del conejo, esta asana nos permite relajar el corazón, calmando y aliviando la tensión en venas y arterias. Además, el movimiento incluye una gran flexión hacia adelante, tonificando el abdomen y estirando la espalda, algo que mejora la capacidad pulmonar y la salud respiratoria en general.
En la misma línea, este ejercicio de yoga ayuda a mejorar la flexibilidad de la columna vertebral y a reducir el riesgo de lesiones, por lo que es una postura sugerida especialmente para personas mayores de 40 años.
Aunque, también es cierto que la postura del conejo puede tener sus restricciones. Por ejemplo, las personas con dolor intenso de rodilla, cuello u hombros deben tener cuidado, Además, la Shashankasana está prohibida en mujeres embarazadas.
Para hacer la postura del conejo y cuidar la salud del corazón es necesario, primero, realizar ejercicios de calentamiento. Si bien parece una asana sencilla, se pueden experimentar diversas molestias si no entramos en calor previamente.
Aclarado esto, se deberá buscar una colchoneta y sentarse sobre los talones. Tobillos, rodillas y cuádriceps deben permanecer juntos. A continuación, sujetar los talones con las manos hacia afuera, los pulgares en los bordes externos de los pies y los dedos en los arcos internos.
Luego llevar el ombligo hacia adentro y hacia arriba, en dirección a la columna vertebral, para activar el core. Al comenzar a curvar la espalda, la frente debe tocar las rodillas. El mentón debe estar pegado al pecho.
Después, rodar hacia adelante, levantando las caderas y los glúteos y apoyándote en los talones hasta que los brazos queden rectos. Finalmente, liberar la postura y volver a la posición inicial.