En este marco, especialistas recomiendan que, para aquellos que se consideran menos flexibles al inicio, con una o dos sesiones de yoga a la semana, ya se pueden experimentar cambios significativos en la flexibilidad. Esta constancia inicial permite que el cuerpo comience a adaptarse, que los músculos se alarguen y que las articulaciones ganen mayor rango de movimiento de forma progresiva y segura.
A medida que la flexibilidad de una persona mejora y las posturas se vuelven más cómodas de sostener, es recomendable incrementar la frecuencia de la práctica para seguir avanzando en los objetivos. Aumentar a cuatro o cinco sesiones semanales puede acelerar el progreso y permitir alcanzar niveles de flexibilidad más avanzados.
Un aspecto crucial para maximizar el aumento de la flexibilidad es el tiempo de permanencia en cada postura. A diferencia de estilos más dinámicos donde el movimiento es constante, para lograr un estiramiento profundo y efectivo, se aconseja mantener las asanas de yoga entre 30 segundos y 2 minutos. Este lapso permite que los tejidos conectivos, como los ligamentos y los tendones, se elonguen gradualmente, liberando tensiones y mejorando la elasticidad muscular.
posturas de yoga
Con pocas sesiones de yoga podrás mejorar la flexibilidad.
Aunque, es cierto también que, en prácticas más especializadas, como el Yin Yoga, las posturas se sostienen por periodos incluso más prolongados, de 3 a 5 minutos, con el propósito de alcanzar capas más profundas de tensión y liberar la fascia. Por lo tanto, todo dependerá de la rutina escogida y de los beneficios a lograr. Pero, en principio, lo sugerido es de 30 a 120 segundos.