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Según psicólogos infantiles y estudios como los del Dr. Jonice Webb, autora del libro Running on Empty, la negligencia emocional afecta a millones de niños en todo el mundo, muchas veces sin que sus padres o cuidadores lo noten.
A diferencia de otros traumas más evidentes, este tipo de herida emocional puede pasar desapercibida durante años, pero sus efectos perduran hasta la adultez, afectando la autoestima, las relaciones interpersonales y la salud mental.
Además, según el blog CentroVitae, los traumas infantiles son subjetivos, ya que lo que es traumático para un niño puede no serlo para otro. Sin embargo, hay varios que son muy comunes, tal como: trauma por miedo al rechazo, por traición, por miedo al abandono, por humillación, entre otros.
¿Cómo se manifiesta este trauma en un niño?
Un niño que ha experimentado negligencia emocional puede mostrar señales como:
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- Baja autoestima o sentimiento de no ser “suficiente”.
- Dificultad para expresar o identificar sus emociones.
- Problemas de conducta o aislamiento social.
- Trastornos de ansiedad o depresión en etapas tempranas.
- Necesidad constante de aprobación externa.
La buena noticia es que la atención emocional se puede aprender y practicar. Aquí algunos consejos clave para los padres cuyos hijos pasan por esto:
- Escuchar de forma activa al niño: presta atención a lo que el niño dice, sin juzgar ni minimizar.
- Válida sus emociones: reconocer su tristeza, enojo o alegría fortalece su seguridad emocional.
- Pasar tiempo de calidad: aunque sean 15 minutos al día, dedícalos 100% al niño, sin pantallas ni distracciones.
- Consultar a un profesional: si hay señales de trauma, un psicólogo infantil puede ayudar a prevenir daños a largo plazo.
El trauma más común en los niños no siempre deja huellas visibles, pero puede marcar profundamente su desarrollo. La negligencia emocional es silenciosa, pero sus efectos pueden ser duraderos.