Cómo se prepara la milenaria bebida que refuerza tu sistema inmune: tiene increíbles beneficios
La kombucha es una bebida fermentada que ha ganado gran popularidad en todo el mundo por sus beneficios probióticos y desintoxicantes. Considerada por muchos como un “elixir milenario para la salud”, esta infusión de té fermentado no solo es refrescante, sino también un poderoso aliado del sistema digestivo, inmunológico y metabólico.
Te contamos cómo se prepara la kombucha, cuáles son sus ingredientes, su origen ancestral y por qué se ha convertido en una bebida clave dentro del estilo de vida saludable.
¿Qué es la kombucha?
La kombucha es una bebida fermentada elaborada a base de té negro o verde, azúcar y un cultivo simbiótico de bacterias y levaduras conocido como SCOBY (Symbiotic Culture Of Bacteria and Yeast). Durante el proceso de fermentación, el SCOBY transforma el azúcar en ácidos orgánicos, enzimas y probióticos, convirtiendo esta bebida en un potente tónico digestivo natural.
La kombucha tiene su origen en la antigua China, hace más de 2.000 años, donde era conocida como el “té de la inmortalidad”. Desde allí, la receta viajó a Japón, Corea y Rusia, y finalmente al resto del mundo. Su nombre proviene del médico coreano Kombu, quien, según leyendas, introdujo esta bebida en la corte imperial japonesa durante el siglo V.
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Cómo preparar kombucha en casa: receta paso a paso
Ingredientes:
1 litro de agua filtrada
2 cucharadas de té negro o té verde (o 2 bolsitas)
70-100 gramos de azúcar blanca o de caña
1 SCOBY (cultivo de kombucha)
100 ml de kombucha sin sabor previo (como líquido iniciador)
Frascos de vidrio y telas para cubrir
Cómo preparlo:
Hervir el agua y preparar el té. Disuelve el azúcar y agrega las hojas o bolsitas de té. Deja reposar hasta enfriar completamente.
Filtra el té y colócalo en un frasco de vidrio limpio.
Agrega el SCOBY y el líquido iniciador (kombucha previa).
Cubre el frasco con una tela o filtro de papel y sujétalo con una banda elástica. Nunca uses tapa hermética.
Deja fermentar en un lugar oscuro y cálido (20–27°C) entre 7 y 14 días.
Prueba al día 7: si te gusta más dulce, puedes embotellarla ya. Si prefieres más ácida, deja unos días más.
Filtra, embotella y refrigera. Puedes añadir frutas, jengibre o hierbas para una segunda fermentación con sabor.
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